La Gran Aventura del Bosque Encantado
En un hermoso bosque donde los abuelos árboles siempre sabían cómo contar historias maravillosas, vivía un grupo de animales muy curiosos. Había un travieso zorro llamado Tillo, una sabia tortuga llamada Lía, un alegre pájaro cantor llamado Pico, y un fuerte ciervo llamado Rocco. Juntos, pasaban sus días explorando el río que serpenteaba entre las montañas.
Un brillante día de primavera, mientras jugaban cerca del río, Tillo dijo:
"¡Che amigos! ¿Qué pasaría si intentamos cruzar las montañas para ver qué hay del otro lado?"
Lía, que siempre era cautelosa, contestó:
"No sé, Tillo. Es una idea un poco arriesgada. Podría ser peligroso..."
"Pero, ¿y si descubrimos algo increíble?" insistió Tillo, emocionado.
Pico, que siempre estaba dispuesto a la aventura, añadió:
"Yo digo que lo intentemos. ¡Podemos regresar antes de que anochezca!"
Y Rocco, al oír a sus amigos, decidió unirse:
"¡Vamos a hacerlo! La vida está llena de sorpresas."
Así, tras varias discusiones y risas, decidieron emprender la aventura hacia las montañas. Caminaron durante horas, disfrutando del paisaje y de la música que ofrecía el río. Al llegar a la base de las montañas, Tillo señaló hacia arriba:
"Miren qué alto es. ¡Vamos a escalar!"
Mientras comenzaban a escalar, se dieron cuenta de que la montaña era más difícil de lo que parecían. Lía, al notar que algunos de sus amigos luchaban, dijo:
"Esperen un momento. ¿Por qué no nos ayudamos mutuamente? Todos somos buenos en algo."
Así, formaron un sistema donde Rocco empujaba a Tillo, Lía guiaba desde abajo, y Pico los animaba desde arriba con su canto.
Finalmente, después de una exhaustiva pero divertida escalada, llegaron a la cima. Ellos miraron hacia un lado, y allí estaban unas tierras verdes y vibrantes. Fue entonces cuando Tillo gritó:
"¡Miren eso! ¡Un maravilloso prado lleno de flores!"
Emocionados, bajaron la montaña en un dos por tres. Al llegar al prado, se dieron cuenta de que había mucha más vida de la que imaginaban: animales que nunca habían visto, un río más grande y brillante, y hasta un grupo de abuelos árboles que los miraban con sabiduría.
"Hola, pequeños amigos" dijo uno de los árboles, con voz profunda y amigable. "¿Qué los trae por aquí?"
"Vinimos a explorar, abuelo árbol. Queríamos descubrir algo nuevo" respondió Pico.
"¡Y lo hicimos!" añadió Tillo, saltando de alegría.
"No todo en la vida está a la vista, a veces hay que esforzarse para descubrir maravillas. Pero recuerden, siempre deben cuidar de la naturaleza y de cada ser que habita en ella" advirtió el árbol con sabiduría.
El grupo de amigos comenzó a jugar en el prado y a disfrutar de todo lo que el lugar ofrecía. Sin embargo, cerca del final del día, Tillo se perdió de vista mientras exploraba y empezó a sentir miedo. Buscó a sus amigos, pero no pudo encontrarlos.
Justo en ese momento, se acordó de lo que le había dicho el abuelo árbol sobre cuidar la naturaleza y decidió buscar una forma de volver. Comenzó a seguir el sonido del río, tratando de recordar el camino. Finalmente escuchó voces y vio a Lía, Pico y Rocco que lo llamaban:
"¡Tillo! ¡Estamos aquí! ¿Dónde estás?"
"¡Estoy viniendo!" respondió Tillo aliviado.
Cuando se reunieron, Lía repitió el consejo del abuelo árbol:
"Nunca debemos separarnos, la aventura es más linda si estamos todos juntos."
"¡Y siempre hay que recordar cuidar del mundo que nos rodea!" agregó Rocco.
"Sí, y debemos volver antes de que oscurezca" concluyó Pico, mirando hacia el horizonte.
El grupo decidió regresar juntos, disfrutando del camino, cantando y compartiendo historias. Al llegar al bosque, los abuelos árboles los recibieron con sonrisas y les ofrecieron sombra.
Y así, el grupo de amigos aprendió que la aventura es fantástica, pero que la unión y el respeto por la naturaleza son lo más importante. Desde aquel día, siempre exploraron juntos, respetando su entorno y cuidando de sus amigos. Y en cada excursión, recordaban las palabras sabias del abuelo árbol, guardando en su corazón la esencia de la amistad y la naturaleza.
FIN.