La Gran Aventura del Bosque Mágico
Había una vez, en un bosque lleno de magia y color, siete amigos muy especiales. Dimiris, la hada, siempre iluminaba el día con su risa y sus chispeantes alas; Jhoan, el pajarito, cantaba las canciones más bellas; León, que se llamaba Alexandra, era un león valiente y curioso; Alan, la estrella, brillaba en el cielo mientras les guiaba en sus aventuras; Saray, la paloma, era conocida por ser la mensajera más rápida; Cristian, un dinosaurio amigable, sabía cómo hacer reír a todos; y por último, Manzana Brian, un simpático árbol de manzanas que compartía su deliciosa fruta con todos.
Un día, mientras exploraban los misterios del bosque, Dimiris notó algo extraño en el aire.
"¡Chicos! ¿Sienten eso? Hay una corriente mágica diferente hoy. Algo está a punto de suceder" - dijo, agitando sus alas.
"¿Qué será?" - preguntó Saray, moviendo su colita emocionada.
"¡Vamos a descubrirlo!" - exclamó Cristian, moviendo su cola de dinosaurio.
Los amigos se dirigieron a la parte más profunda del bosque, donde siempre ocurrían cosas extraordinarias. Allí encontraron un claro que nunca antes habían visto, iluminado por mil luces de colores. En el centro había un pedestal con un libro grande.
"Miren esto" - dijo Jaime, acercándose al libro.
"¿Qué dice?" - preguntó Manzana Brian, inclinando algunas de sus ramas para leer.
"Se llama ‘El Libro de los Deseos’" - comentó Jhoan, emocionado. "Parece que puede conceder un deseo, ¡pero solo uno por persona!"
"¡Eso es increíble!" - gritó Alan, brillando más que nunca. "Vamos a pedir algo grandioso".
"¿Pero qué pedimos?" - preguntó León, mientras jugaba con su cola.
Después de un largo debate, cada uno compartió su deseo. Dimiris deseaba poder ayudar a las flores a crecer más rápido, Jhoan soñaba con un canto que pudiera llegar a todos los rincones del bosque, León quería tener una gran aventura en la savana, Alan deseaba que las estrellas pudieran contar historias, Saray ansiaba la paz en el bosque, Cristian quería ser aún más fuerte y Manzana Brian deseaba dar las manzanas más dulces del mundo.
"¿Quién desea primero?" - preguntó Cristian, curioso.
"Yo, yo, yo!" - gritó Dimiris.
Se acercó al libro, cerró los ojos y pronunció su deseo. De repente, una luz brillante salió del libro y sus alas empezaron a brillar aún más. La magia envolvió todo el claro, y las flores comenzaron a crecer y florecer a una velocidad asombrosa.
"¡Mirá! ¡Funciona!" - exclamó León, admirado.
Luego fue el turno de Jhoan. Sin embargo, cuando él pidió su deseo, algo inesperado ocurrió. Una nube oscura apareció y se llevó su canto, dejándolo mudo.
"¡Oh no! ¿Qué está pasando?" - gritó Saray, volando alrededor de Jhoan.
Todos estaban consternados. El deseo de Jhoan había llamado a una fuerza oscura. Así que el grupo decidió unir sus fuerzas.
"Necesitamos ayudar a Jhoan y hacer que la fuerza oscura desaparezca" - dijo León, decidido.
"Hay que encontrar el verdadero objetivo de los deseos" - sugirió Alan. "Si cada uno de nosotros combina su deseo, tal vez podamos curar lo que se ha roto".
Así que, juntos, comenzaron a pensar en algo que beneficiara a todos.
"¡Pedimos un deseo para que el bosque brille en unidad y armonía!" - sugirió Saray, y todos asintieron.
Una vez más Dimiris se acercó al libro y, con la voz entrecortada por la emoción, pronunció el deseo de unión. En ese instante, la oscuridad se disipó y Jhoan recuperó su voz.
"¡Pude volver a cantar!" - gritó Jhoan, y todos se unieron a su melodía, creando el canto más hermoso que jamás había resonado en el bosque.
El claro, ahora lleno de luz y melodía, resonó como nunca antes. Las flores danzaban, los árboles se mecían suavemente, y algo maravillosamente mágico llenaba el ambiente.
"¡Lo hicimos!" - exclamó Cristian con alegría.
"Es maravilloso que al trabajar juntos, cada uno de nosotros puede ver su deseo cumplido" - dijo Manzana Brian, lanzando algunas manzanas dulces a sus amigos.
Desde ese día, el bosque nunca volvió a ser el mismo. Aquella aventura les enseñó a todos que la verdadera magia está en la unión y en cómo cada deseo, cuando se comparte, puede llevar a algo aún más grande y hermoso.
Y así, los amigos continuaron explorando, aprendiendo y viviendo aventuras llenas de magia y solidaridad en su querido bosque.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.