La Gran Aventura del Cuerpo Humano



Era un día soleado y en el parque, Naomi, Javier, Gaia y Daniel estaban sentados en una manta disfrutando de un picnic. De repente, Gaia se puso de pie y dijo: - ¡Chicos! ¿Y si hacemos una aventura por el cuerpo humano? - ¿Cómo es eso? - preguntó Javier, curioso. - ¡Sí! - respondió Naomi emocionada. - Podemos descubrir cómo funciona nuestro cuerpo y aprender a cuidarlo. - Yo quiero ser el guía - dijo Daniel, decidido. - ¡Perfecto! - exclamó Naomi. Así que se pusieron de acuerdo y empezaron su viaje.

Primero, llegaron al "Corazón", que parecia un gran tambor. -¡Hola, soy el Corazón! - dijo con voz alegre. - Yo bombeo la sangre a través de todo el cuerpo. Si querés que esté sano, tenés que hacer ejercicio y comer frutas y verduras. - ¡Sí! ¡Me encanta correr! - agregó Javier. - Pero a veces me olvido de comer frutas... - añadió Gaia mirando al suelo. - ¡No te preocupes! - respondió el Corazón. - Solo recuerda que son importantes para mí. - ¡Lo haré! - prometió Gaia.

Luego los cuatro amigos siguieron su travesía y llegaron a la —"Cabeza" , donde encontraron a los —"Ojos"  y "Oídos". -¡Hola! - dijeron los Ojos. - ¡Ayudamos a ver todo lo que hay a nuestro alrededor! - Y a nosotros nos gusta escuchar la música y los sonidos! - dijeron los Oídos. - Está muy bueno ver y escuchar, pero también deben descansar - les dijo Naomi. - Así es - confirmaron los Ojos. - Si no descansamos, podríamos cansarnos. - Y también hay que cuidar la higiene - agregó Javier. - ¡Exacto! - exclamaron los Ojos y Oídos al unísono.

Mientras tanto, los niños escucharon un ruido extraño. Venía de la —"Barriga" , que tenía una gran pancita. - ¡Hola, chicos! Soy la Barriga. - exclamó, mientras se reía. - Estoy aquí para decirles que tienen que comer despacito y masticar bien. Si no, me doy vuelta y me quejo. - ¡Ups! Nunca lo había pensado! - dijo Javier. - Siempre quise comer rápido porque tengo hambre. - ¡Eso pasa! - dijo Gaia con una sonrisa - a veces no tenemos paciencia. - Pero es importante cuidarte - añadió Daniel. - ¡Trabajaremos en eso! - prometió Javier.

Luego, llegaron a las —"Manos" . - ¡Hola! - dijeron las Manos. - ¡Nosotros somos súper importantes! Podemos jugar, dibujar y hacer muchas cosas. Pero no nos olvidemos de lavarnos antes de comer. - ¡Cierto! - respondieron los niños juntos. - Siempre queremos tener las manos limpias. - Pero a veces olvidamos - comentó Naomi, recordando las veces que se olvidó de lavarse las manos antes de comer.

Al final de su viaje, llegaron a las —"Piernas" . - ¡Hola, amigos! - dijeron con entusiasmo. - ¡Nosotros les ayudamos a saltar, correr y bailar! Para mantenernos fuertes, necesitamos hacer ejercicio y estiramiento. - Entonces, hagamos un poco de ejercicio juntos - sugirió Gaia, y todos se pusieron a saltar y moverse.

Después de la actividad y muchas risas, decidieron que era hora de regresar. - ¡Fue una aventura increíble! - dijo Naomi, feliz. - Aprendimos mucho sobre nuestro cuerpo y cómo cuidarlo. - Sí - añadió Daniel. - Ahora sabemos que hay que alimentarlo bien, hacer ejercicio y descansar. - ¡Y no olvidemos lavarnos las manos! - agregó Javier.

Así que, mientras regresaban a casa, los cuatro amigos compartieron lo que habían aprendido. Desde ese día, decidieron cuidar su cuerpo juntos, recordando siempre a su amigo el Corazón, la Barriga, las Manos y las Piernas.

Y así, un gran viaje se convirtió en un hermoso hábito que los acompañó para toda la vida. ¡Fin!

FIN.

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