La Gran Aventura del Kuma Goldie



Era un hermoso día en San Juan, y Goldie, el kuma más simpático del barrio, estaba jugando con sus amigos. Rufina la vizcacha, Roly el zorro y Pepe el puma disfrutaban de un partido de fútbol improvisado bajo los soles brillantes de la tarde.

- “¡Vamos, Goldie! ¡Pásamela! ”, gritó Rufina, mientras corría tras la pelota.

- “¡Acá va! ”, respondió Goldie, lanzando la pelota con todas sus fuerzas.

El juego estaba tan emocionante que, sin darse cuenta, Rufina corrió demasiado y, de una vuelta, golpeó un bellísimo florero que la mamá de Goldie había dejado en la mesa del jardín. El florero se hizo añicos.

- “¡Oh no! ¿Qué hice? ”, exclamó Rufina, mirando los pedazos del florero.

Goldie se acercó y, al ver lo que había pasado, empezó a preocuparse.

- “Rufina, esto no puede quedar así. Mi mamá va a estar muy enojada”, dijo con tristeza.

Rufina, asustada por la posible reacción de Goldie, decidió ocultar la verdad.

- “No te preocupes, Goldie. Mejor no le digamos nada. La culpa fue de la pelota, no de nosotros”, inventó Rufina, tratando de calmar los nervios de su amigo.

Goldie, aunque sintió que algo no estaba bien, decidió seguirle el juego. Sin embargo, no imaginó que esa decisión desencadenaría un montón de problemas. Al día siguiente, la mamá de Goldie descubrió el desastre.

- “Goldie, ¿qué pasó con el florero? ”, preguntó, incrédula.

Goldie, apenado y sintiendo que no podía decir la verdad, mintió:

- “Fue Roly, estaba jugando muy fuerte y...”

Pero Roly se sintió mal.

- “¡Espera, Goldie! No fui yo”, protestó.

Pepe, que había estado escuchando, interrumpió

- “La verdad es que Rufina rompió el florero, ¿no es así? ”

Rufina se sintió acorralada, sabía que debía hablar.

- “¡Está bien! Fui yo, pero no lo hice a propósito. Siento mucho haber roto el florero”, confesó, bajando la cabeza.

Goldie, aunque molesto, recordó las veces en que sus amigos siempre se habían apoyado mutuamente. Este no sería el momento de enfadarse.

- “No importa, Rufina. Lo importante es que debemos ser sinceros. Vamos a decirle a mi mamá lo que pasó. Ella siempre entiende”, dijo Goldie con valentía.

Los amigos decidieron enfrentar la situación juntos. Cuando le contaron a la mamá de Goldie lo que había pasado, ella los escuchó con atención.

- “Me alegra que hayan sido honestos. Siempre es mejor decir la verdad, aunque a veces sea difícil”, dijo la mamá. “No se preocupen, puedo arreglar el florero, pero es muy importante aprender de esto.”

Después de eso, Goldie, Rulo y Rufina le prometieron a su mamá que siempre serían sinceros, sin importar qué. La amistad se fortaleció y aprendieron que la honestidad era un valor fundamental.

Desde entonces, los amigos disfrutaron de muchas aventuras en San Juan, pero siempre recordando que la sinceridad y el apoyo mutuo eran la clave para resolver cualquier problema.

FIN.

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