La Gran Aventura del Ogro, el Burro, la Bruja y el Elefante
Era una mañana soleada en el bosque encantado, donde vivían un ogro llamado Berto, un burro llamado Rocco, una bruja llamada Lila y un elefante llamado Tito. A pesar de ser distintos, eran grandes amigos y siempre se ayudaban entre sí.
Un día, mientras paseaban por la pradera, Lila, la bruja, encontró un mapa antiguo enrollado bajo un roble. "¡Miren esto!", exclamó emocionada, mostrando el mapa lleno de símbolos extraños.
"¿Qué dice, Lila?", preguntó Berto, con curiosidad.
"Parece que nos lleva a un tesoro escondido en la montaña de las nubes", respondió Lila, frunciendo el ceño al tratar de descifrarlo.
"¡Vamos a buscarlo!", propuso Rocco, el burro, moviendo su cola con entusiasmo.
Así que, los cuatro amigos decidieron emprender su aventura. Comenzaron a caminar hacia la montaña, pero de repente, se encontraron con un río caudaloso.
"¿Cómo vamos a cruzar? , preguntó Tito, el elefante, mirando el agua con preocupación.
"No se preocupen, tengo una idea", dijo Lila, sonriendo. Con un movimiento de su varita, hizo aparecer un puente de flores brillantes. Todos cruzaron felices.
Al llegar al otro lado, se encontraron con un oscuro bosque lleno de sombras.
"Es un lugar espeluznante", murmuró Rocco.
"No hay que temer, amigos. Debemos ser valientes", aconsejó Berto, decidido.
Mientras avanzaban, comenzaron a escuchar un llanto.
"¿Quién está llorando?", preguntó Tito, moviendo su gran trompa de lado a lado.
Siguieron el sonido y encontraron a una pequeña ardilla atrapada en una trampa.
"¡Ayuda!", gritó la ardilla.
"¡Debemos ayudarla!", dijo Rocco.
"Pero no sabemos cómo abrir la trampa", recordó Berto.
"Déjenme intentarlo", ofreció Lila. Usando su magia, hizo desaparecer la trampa y la ardilla salió corriendo.
"¡Gracias!", exclamó la ardilla con gratitud. "Si alguna vez necesitan ayuda, solo tienen que llamarme".
Los amigos continuaron su camino, preguntándose qué otros desafíos encontrarían. Al llegar a la montaña, se dio cuenta de que la cima estaba cubierta de nubes.
"No puedo ver cómo subir por aquí", dijo Tito, frustrado.
"Yo puedo volar", ofreció una voz. Era una gaviota mágica que había estado observando. "Puedo llevar a uno de ustedes a la cima, pero solo uno a la vez".
"¡Yo voy!", gritó Rocco, el burro, y la gaviota lo llevó volando.
Cuando llegó, Rocco vio el tesoro: un cofre lleno de hermosas piedras brillantes.
"¡Es increíble!", exclamó Rocco. Pero un instante después, escuchó un crujido. Un grupo de montañas comenzó a moverse y a desmoronarse.
"¡Ayuda!", gritó Rocco asustado.
Lila, Berto y Tito lo escucharon y corrieron hacia la montaña.
"¿Qué hacemos?", preguntó Berto, preocupado.
"¡Yo haré un hechizo!", dijo Lila. Con un movimiento rápido, lanzó un hechizo que estabilizó las piedras. Así, Rocco pudo volver a la seguridad de la base con el tesoro en sus patas.
Cuando todos se reunieron, decidieron que el tesoro debía ser compartido.
"Tengo una idea", dijo Tito. „Podemos usar estas piedras para hacer que nuestro bosque sea un lugar aún más especial".
"Sí, y podremos ayudar a todos los que necesiten algo", agregó Berto, con una sonrisa.
Así, los amigos usaron su tesoro para embellecer el bosque y ayudar a todos los animales que vivían en él. Su aventura les había enseñado que la verdadera riqueza se encuentra en la amistad y la generosidad.
Finalmente, Rocco gritó. "¡Adelante, a nuevas aventuras!"
Con el corazón lleno de alegría y nuevos planos, el ogro, el burro, la bruja y el elefante siguieron su camino juntos, sabiendo que el verdadero tesoro era tenerse el uno al otro.
Y así, vivieron felices, siempre listos para la próxima aventura.
FIN.