La Gran Aventura del Primer Día de Clases
Era un hermoso lunes por la mañana en la Escuela Primaria Sol Brillante. La sun brilla radiante y todos los niños estaban emocionados por el primer día de clases. Al llegar, uno a uno, iban dejando sus mochilas y loncheras en los casilleros.
Cuando Matías llegó, encontró a su amiga Sofía a la entrada.
"¡Hola, Sofía! ¿Cómo pasaste las vacaciones?" preguntó Matías, mientras abría su casillero.
"¡Súper bien! Fui a la playa con mi familia. ¿Y vos?" respondió Sofía.
Mientras charlaban, Juan, el nuevo del colegio, se acercó. Estaba un poco tímido.
"Hola, soy Juan. Soy nuevo aquí" dijo con voz baja.
"¡Hola, Juan!" dijeron todos a la vez.
Sofía sonrió y agregó:
"No te preocupes, todos somos amigos aquí. Vamos a jugar al fútbol durante el recreo".
Después de dejar sus cosas, los chicos se fueron al aula. La maestra, la señora Ledesma, estaba escribiendo en la pizarra. Con una gran sonrisa, les dijo:
"¡Bienvenidos, chicos! Espero que estén listos para un año lleno de aventuras y aprendizajes".
Los niños se sentaron en sus bancos. Luego de una breve presentación, la profesora les anunció que tenían una gran actividad planeada.
"Hoy vamos a hacer una búsqueda del tesoro en el patio de la escuela. Tendrán que formar equipos y resolver acertijos. ¡El equipo que encuentre el tesoro primero, ganará un premio especial!"
Los ojos de los chicos se iluminaron con la idea.
"¡Sí!" gritaron todos entusiasmados.
Formaron equipos y se pusieron a pensar en nombres creativos. Matías, Sofía y Juan decidieron formar un equipo y se llamaron "Los Exploradores del Sol".
"Vamos a ser los mejores!" dijo Matías, lleno de energía.
Comenzaron la búsqueda al aire libre. La señora Ledesma les entregó el primer acertijo:
"Soy pequeño y redondo, a veces estoy en el mar, pero si estoy en el cielo, ya no me verás. ¿Qué soy?"
Los tres se miraron intrigados.
"¡Una pelota!" exclamó Sofía.
"¡No, no! Es un pez…" dijo Juan dudando.
"¡Oh! ¡Ya sé! Es una canica, porque puede caer al mar" dijo Matías.
Finalmente, todos juntos llegaron a la respuesta.
"¡Una canica!" gritaron al unísono. La señora Ledesma les dio una pista más sobre el tesoro, que los llevó a diferentes lugares del patio. Pero había una sorpresa.
Mientras corrían hacia la siguiente pista, un grupo de chicos del equipo rival los encontró primero.
"¡Nosotros llegamos primero!" dijeron los chicos con una sonrisa triunfal. Pero Matías recordó algo que su abuelo le decía: "La competencia está bien, pero lo más importante es divertirse y jugar juntos".
Entonces, decidió proponer:
"- ¿Qué tal si trabajamos juntos para el siguiente acertijo?"
"- ¡Sí! Eso suena genial!" respondieron los otros chicos, sorprendidos pero de acuerdo.
Así, Los Exploradores del Sol y el otro equipo comenzaron a colaborar, compartiendo ideas y pistas. Todos se sintieron contentos al unir fuerzas. Finalmente, encontraron el tesoro: un cofre lleno de golosinas y juguetes.
"- ¡Lo logramos!" gritó Sofía.
"- ¡El tesoro es nuestro!" agregó Juan sonriendo.
La señora Ledesma se acercó y les dijo:
"Estoy muy orgullosa de ustedes. No solo encontraron el tesoro, sino que también aprendieron a trabajar en equipo y a ser amables con los demás".
Los chicos decidieron compartir el tesoro entre todos, haciendo una fiesta especial en el aula. Esa tarde, cuando se despidieron, Matías miró a Juan y Sofía y dijo:
"- Nunca pensé que un primer día de clases podría ser tan emocionante y divertido. Espero que sigamos siendo amigos y exploradores".
"- ¡Yo también!" exclamó Juan.
Así, cada uno se fue a sus casas felices, sabiendo que habían comenzado una gran aventura juntos. Y desde ese día, la amistad y el trabajo en equipo fueron siempre parte de su rutina diaria en la escuela. En la Escuela Primaria Sol Brillante, cada primer día de clases iba a ser una increíble aventura.
FIN.