La Gran Aventura del Primer Grado



Era una soleada mañana en el Jardín de Infantes "Pequeños Soñadores". Los niños de sala de 5 estaban sentados en círculo, embelesados con las historias que la maestra Elena compartía.

"Y cuando lleguen al primer grado, podrán leer cuentos y escribir mensajes para sus amigos", contaba la maestra con entusiasmo.

Los brillos en los ojos de los niños se apagaron rápidamente. La emoción se transformó en preocupación.

"¿Y si no puedo leer?" preguntó Sofía, la más inquieta del grupo.

"Yo no sé escribir bien", agregó Tomás, nervioso, rascándose la cabeza.

"Y si no me aceptan en el primer grado..." añadió Lucas, con la voz temblorosa.

La maestra Elena observó a sus alumnos con cariño y comprendió que estaban llenos de dudas.

"No se preocupen, chicos. Cada uno de ustedes es especial y único. Todos aprenderemos juntos este año y seremos grandes amigos en primer grado. ¿Quieren escuchar cómo algunos de nuestros antiguos compañeros se sintieron al pasar al primer grado?"

"¡Sí!" gritaron todos en coro.

Comenzó entonces a narrarles la historia de Valentina y su experiencia.

"Valentina era muy tímida y le daba miedo hacer nuevas amistades. En su primer día, miraba a todos los niños desde un rincón. Pero luego escuchó a uno de sus compañeros hablar de su animal favorito: los delfines. Valentina no pudo resistirse y se unió a la conversación. Esa fue la primera vez que hizo un nuevo amigo, y desde entonces tuvo un grupo divertido y lleno de aventuras.

"¡Qué suerte!" dijo Tomás.

"¿Pero qué pasó después? ¿Y si no hablo de delfines?" preguntó Sofía, ansiosa.

"No te preocupes, Sofía. ¡Cada uno tiene su propia historia!", respondió la maestra Elena.

"Yo puedo hablar de dinosaurios!" exclamó Lucas, entusiasmado.

Los niños comenzaron a charlar sobre sus intereses. El aire de la sala se llenó de risas y anhelos. De repente, se armó un debate sobre cuál era el mejor dinosaurio.

"Yo digo que el T-Rex es el más feroz y divertido. ¡Podríamos inventar un cuento!" propuso Tomás.

"¡Y si hacemos un libro de dinosaurios para presentar en primer grado!" agregó Sofía.

"¿Como si fuéramos escritores?" preguntó Lucas, los ojos brillando de emoción.

"Exacto! Podemos dibujar, escribir y contar historias. ¡Haremos un libro de aventuras!" dijo la maestra, emocionada por la propuesta de los niños.

Decidieron comenzar a trabajar en su libro de forma inmediata.

Durante las siguientes semanas, comenzaron a recolectar ideas, dibujar sus dinosaurios favoritos y escribir pequeños cuentos sobre cómo los dinosaurios podían ser amigos y vivir aventuras juntos.

"Nuestros dinosaurios podrán ser amigos a pesar de su tamaño, como nosotros en el jardín", reflexionó Sofía.

"Y enseguida se darán cuenta de que cada uno tiene algo especial que aportar!", agregó Tomás.

Con sus historias y dibujos, se sintieron más seguros.

"¿Y si hacemos una presentación antes de ir a primer grado?", sugirió Lucas.

"¡Me encanta la idea!", dijo la maestra Elena. "Podemos invitar a las familias a que vengan a escuchar nuestras historias y a ver nuestro libro de dinosaurios".

El día tan esperado llegó. La sala estaba decorada con dibujos coloridos y una gran pancarta que decía "¡Las Aventuras de Nuestros Dinosaurios!". Los papás, las mamás, y los hermanos se sentaron en pequeñas sillas dispuestas para presenciar la presentación.

"Hoy les contaremos sobre los amigos dinosaurios y todo lo que hemos aprendido en el jardín este año", comenzó la maestra.

Cada uno de los niños tomó un rol especial. Sofía y Tomás contaron su cuento, Lucas mostró emocionado sus dibujos, y juntos leyeron en voz alta algunas de las historias.

Al finalizar, los aplausos resonaron en la sala.

"¡Lo hicimos!", gritó Lucas.

"No, ¡lo hicimos juntos!", corrigió Tomás, mirando a sus amigos con felicidad.

Elena sonreía al ver a sus alumnos tan entusiasmados.

"Recuerden, chicos, el primer grado no es solo aprender cosas nuevas, es seguir siendo amigos y trabajar en equipo. ¡Ustedes están listos!"

"¡Sí! Podemos hacerlo juntos!", respondieron al unísono, dejando atrás sus temores.

Y así, los niños de sala de 5 comprendieron que su viaje apenas comenzaba. Con valentía y amistad, el primer grado podía ser una nueva y emocionante aventura. Y cuando finalmente llegó el momento de pasar a primer grado, sabían que lo harían como un gran equipo, listos para conquistar el mundo de las palabras y la lectura.

Cada uno se sentía más que preparado para seguir creciendo, aprendiendo y compartiendo experiencias, junto a sus amigos y maestros.

La historia de la Gran Aventura del Primer Grado estaba solo a punto de comenzar, y ellos eran los protagonistas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!