La Gran Aventura en el Zoo
Era un día soleado en el zoológico, y los niños estaban emocionados por conocer a sus animales favoritos. Entre risas y juegos, un grupo de niños se acercó a la jaula de la jirafa Bolita, una jirafa muy especial con manchas en forma de estrellas. Bolita era conocida por ser muy curiosa y siempre estaba dispuesta a jugar con los pequeños.
Bolita miró hacia los niños y бdijo: "Hola, pequeños! ¿Quieren jugar conmigo?"
Los niños aplaudieron de alegría. "¡Sí!" -gritaron al unísono.
Mientras tanto, en un charco cercano, había un pato llamado Tizi. Tizi era un pato feliz que siempre tenía una sonrisa en su pico. Al escuchar las risas de los niños, nadó rápidamente hacia la jaula de Bolita.
"¿Qué pasa, chicos?" -preguntó Tizi al llegar. "Estamos a punto de jugar con Bolita!"
"¡Genial! ¿Puedo unirme?"
"¡Por supuesto, Tizi!" -respondieron los niños.
Los tres amigos decidieron hacer un juego de escondidas.
"Yo me esconderé detrás de ese arbusto grande," -dijo Tizi, señalando con su pico.
"Yo seré el que cuenta," -dijo Bolita, moviendo su largo cuello hacia arriba. "1, 2, 3…"
Mientras Bolita contaba, un grupo de mariposas de colores brillantes apareció de la nada, danzando en el aire.
Los niños, maravillados por las mariposas, comenzaron a reír y a intentar atraparlas.
"¡Miren esas mariposas!" -exclamó uno de los niños.
"Son hermosas!" -dijo otra niña, tratando de seguir a una mariposa que volaba cerca.
Bolita se distrajo con las mariposas y dejó de contar.
"Espera, Bolita!" -gritó Tizi desde su escondite.
Pero Bolita estaba tan entretenida que se olvidó del juego.
"¡Chicos, miren! ¡Mariposas!" -dijo entusiasmada.
"Bolita, seguimos jugando?" -preguntó uno de los niños.
"Sí, pero están tan lindas... ¡Quiero bailar con ellas!"
De repente, una mariposa se posó en el hocico de Bolita.
"¡Miren, estoy bailando!" -gritó Bolita emocionada.
Los niños comenzaron a reírse a carcajadas.
"¡Bolita es una jirafa bailarina!" -dijo uno de ellos.
"Sí, el mejor espectáculo del zoológico!" -añadió otro.
Pero mientras todos se divertían, llegó un gran viento que asustó a las mariposas.
"¿Qué pasará con las mariposas?" -preguntó un niño, preocupado.
"No se preocupen, ellas saben volver a casa," -respondió Tizi. "Siempre vuelven al jardín de flores. Saben cómo mantenerse a salvo."
"Sí, además son muy valientes," -completó Bolita, intentando no dejar que el viento la asustara.
Los niños observaron cómo las mariposas volaban en círculos, alejándose del zozobra. Entonces, Bolita tuvo una idea brillante.
"Vamos a ayudar a nuestras amigas mariposas! Si todos aplaudimos, tal vez el viento se calme y ellas puedan regresar. ¿Qué dicen?"
"¡Sí! ¡Aplaudamos!" -gritaron los niños entusiasmados.
Así lo hicieron. Juntos, comenzaron a aplaudir al ritmo de sus corazones, creando una melodía alegre que resonaba en todo el zoológico. A medida que aplaudían, el viento comenzó a calmarse y las mariposas se sintieron más seguras.
"¡Miren! Ellas están regresando!" -dijo uno de los niños.
Pronto las mariposas volvieron a danzar alrededor de Bolita, como si estuvieran agradecidas por la ayuda.
"¡Lo logramos!" -exclamó Tizi, dando vueltas en el agua del charco.
"Cada uno de nosotros puede hacer algo grande, incluso cuando parece pequeño," -reflexionó Bolita, moviendo su cabeza de un lado a otro.
"Sí! Juntos somos invencibles" -dijeron los niños mientras reían y celebraban.
Y así, en ese maravilloso día en el zoológico, la jirafa Bolita, el pato Tizi, y todos los niños aprendieron que trabajar en equipo era la clave para superar cualquier obstáculo. Y aunque el día estaba por terminar, la alegría en sus corazones era solo el comienzo de una amistad inolvidable.
Desde ese día, cada vez que se encontraban con una mariposa, todos recordaban su gran aventura y el poder de unirse para ayudar a quienes nos rodean.
Y así, el zoológico se llenó de risas y lecciones. ¡Vivan la diversión y la amistad!
FIN.