La Gran Aventura en la Granja Arcoíris



En una hermosa granja llamada Arcoíris, donde los campos eran verdes y los animales vivían en armonía, había un gallo llamado Ramón, una vaca llamada Valentina, una cerdita llamada Pigi y un pato llamado Pablo. Todos los días se despertaban con el canto de Ramón y se ayudaban mutuamente en sus quehaceres.

Un día, mientras Ramón estaba cantando, notó que Valentina parecía preocupada.

"¿Qué te pasa, Valentina?" - preguntó Ramón.

"Me he dado cuenta de que no hay suficiente hierba fresca para todos, y tengo miedo de que no alcanzará para el invierno" - respondió Valentina sollozando.

Los amigos se miraron entre sí, preocupados por la situación.

"Debemos hacer algo, no queremos que nadie pase hambre en nuestra granja," - dijo Pigi, moviendo su rabito con determinación.

"Podemos buscar un nuevo terreno donde haya más hierba," - sugirió Pablo, inflando su pecho con seguridad.

Así, los animales se organizaron. Ramón, Valentina, Pigi y Pablo se pusieron en marcha hacia el bosque que estaba al lado de la granja. Sin embargo, al llegar al claro del bosque, se encontraron con un obstáculo: un gran muro de piedras.

"¡No podemos pasar!" - exclamó Pigi, desesperada.

Valentina, aunque un poco asustada, propuso:

"Tal vez si trabajamos juntos, podamos encontrar una forma de sortear este muro. Siempre hemos logrado cosas increíbles al unir nuestras fuerzas".

Los animales comenzaron a pensar en soluciones. Ramón tuvo una idea.

"Podríamos usar las ramas del suelo para construir una escalera. Si subimos, tal vez podamos ver si hay un camino del otro lado".

Con mucho esfuerzo y cooperación, los animales recolectaron ramas y troncos, y, tras un par de horas trabajando juntos, lograron construir una sencilla escalera. Con cada cual aportando lo que sabía hacer, lograron levantarla.

"¡Voy yo primero!" - dijo valientemente Pablo, y comenzó a escalar. Al llegar a la cima, gritó emocionado:

"¡Hay un hermoso prado lleno de hierba!"

Los amigos se llenaron de alegría y de esperanza al escuchar esto. Entonces, uno a uno subieron también.

"Mirad cuánta hierba hay, ¡somos unos animales afortunados!" - comentó Valentina, con los ojos llenos de asombro.

Sin embargo, comenzaron a escuchar un llanto. Era un pequeño conejo atrapado entre unas zarzas.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Ramón.

"Soy yo, el conejo Nicolás, y no puedo salir de aquí" - respondió el conejito con la voz temblorosa.

Los amigos se miraron entre sí, y rápidamente decidieron ayudarlo.

"No podemos dejarlo ahí, sería egoísta de nuestra parte" - dijo Pigi.

"Así es, tenemos que ayudarlo" - agregó Pablo.

Valentina se acercó al conejito.

"No te preocupes, Nicolás. Vamos a sacarte de aquí. Necesitamos tu ayuda, ¿podés decirnos cómo quedó atrapado?"

"Fui siguiendo una zanahoria que vi, y me perdí. Luego, no pude volver atrás" - explicó Nicolás, mientras sollozaba.

Los animales se pusieron a trabajar de nuevo, con cuidado y respeto, tratando de no lastimarlo. Con esfuerzo, lograron liberar a Nicolás.

"¡Gracias! No sé qué hubiera hecho sin ustedes!" - dijo el pequeño conejo, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.

Al regresar a la granja, todos estaban cansados, pero también muy felices. Habían trabajado en equipo, ayudado a un amigo y encontrado el prado lleno de hierba.

"No hay nada más valioso que la amistad y la capacidad de ayudar a los demás" - reflexionó Ramón mientras se acomodaban para descansar.

"Entonces, cada vez que el canto alegre de Ramón nos despierte, recordaremos lo que hemos logrado juntos hoy" – agregó Valentina.

Desde entonces, el prado les proveyó de hierba fresca y siempre estuvieron dispuestos a ayudar a cualquier amigo que lo necesitara. Y así, vivieron muchos días alegres en la granja Arcoíris, siempre apoyándose unos a otros, simbolizando el amor, la amistad y el respeto que compartían.

FIN.

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