La Gran Batalla del Árbol
Era un día soleado en el parque del barrio, y nuestro héroe, Skype, un perro salchicha con un corazón enorme, se encontraba explorando junto a sus amigos: Zamba, una amable labradora; Haru, un valiente perro border collie; y Hobo, un divertido perro mestizo que siempre estaba buscando nuevas travesuras.
"¡Miren, chicos! El árbol más grande y hermoso del parque está lleno de pájaros!" - exclamó Haru con emoción.
Los perros se acercaron al imponente árbol, y sus ojos brillaron al imaginar un lugar perfecto donde enterrar sus huesos y jugar a su antojo.
Pero no estaban solos. Desde las ramas altas, los gatos también tenían otros planes. Michin, un gato curioso; Pirata, que tenía un ojo tuerto y siempre estaba listando travesuras; y Pancho, el elegante gato negro, estaban observando.
"¡Ese árbol es nuestro! Yo quiero cazar esos pájaros deliciosos," - dijo Pancho con un tono autoritario.
"¡Sí! Necesitamos el árbol!" - añadió Michin.
Los perros, sin querer interrumpir la paz del día, comenzaron a discutir sobre cómo podrían hacerse con el árbol.
"Yo creo que deberíamos construir una casa de perro ahí arriba, así podemos tener nuestro escondite", - dijo Zamba.
"¡No! ¡Necesitamos más bien hacer una fortaleza para proteger nuestros huesos!" - replicó Hobo, emocionado.
Mientras tanto, los gatos habían escuchado todo y decidieron entrar en acción.
"Los perros quieren pensar que pueden tener nuestro árbol, ¡vamos a hacer algo!" - dijo Pirata, riéndose.
Los gatos comenzaron a provocar a los perros.
"¡No hay perros en los árboles! ¡Vuelvan a jugar a buscar huesos!" - maulló Pirata, burlándose.
"¿Por qué no simplemente se rinden y buscan otro lugar?" - siguió Michin.
Pero Skype, lleno de determinación, dijo:
"Si todos queremos el árbol, tal vez podamos compartirlo. ¡Podríamos encontrar un acuerdo!" - propuso.
Los otros perros se quedaron callados, pensando en su plan.
"¿Compartir? Bueno… ¿qué tal si nosotros cuidamos el árbol mientras ustedes cazan pájaros?" - dijo Hobo, con un tono que mostró la idea.
Los gatos se miraron entre sí, dubitativos.
"Y a cambio… Nosotros aseguramos que los pájaros no se alejen mucho. Así no se saldrían de su alcance…" - sugirió Pancho, intrigado.
Al principio, la idea parecía una locura, pero pronto los perros y gatos se dieron cuenta de que podrían ser más felices juntos.
"De acuerdo, haremos una alianza," - aceptó Michin con una sonrisa.
"¡Genial! ¡Así podremos ser amigos!" - dijo Zamba, moviendo la cola de felicidad.
Así, los perros junto a los gatos se dispusieron a llevar a cabo su plan. Los perros cuidaban el árbol y lo defendían de otros animales, mientras los gatos cazaban pájaros, pero siempre con la promesa de no llevarse a ninguno que fuera amigo de los perros.
Con el tiempo, se dieron cuenta de que la amistad era más valiosa que cualquier árbol.
"¡Qué gran aventura! Ahora tenemos un lugar donde jugar juntos, y observar a los pájaros también", - dijo Haru.
"Sí, y además nos divertimos muchísimo!", - agregó Hobo, feliz de estar compartiendo tantas risas con sus nuevos amigos.
"Es verdad, ¡gracias a Skype tenemos una solución genial!" - afirmó Zamba.
Así, el árbol se convirtió en un símbolo de amistad entre perros y gatos, y todos aprendieron que en lugar de pelear, podían encontrar formas creativas de compartir.
Y desde ese día, Skype y sus amigos, junto a los gatos, vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que juntos eran más fuertes y felices.
FIN.