La Gran Búsqueda de los Números



En un hermoso y frondoso bosque, donde los árboles susurraban al viento y los ríos cantaban melodías alegres, un grupo de animales se reunió para una emocionante aventura. Fue Silvana, la astuta nutria, quien tuvo la idea de buscar los números del 1 al 10, que habían desaparecido misteriosamente de su hogar.

"¡Chicos! ¡Los números han desaparecido! ¿Cómo vamos a contar nuestras frutas si no tenemos números?" dijo Silvana, preocupada.

"¡Eso no puede ser! Necesitamos esos números para nuestra fiesta de la cosecha!" respondió Nicolás, el ciervo, con sus grandes ojos llenos de determinación.

Entonces, se formó un grupo valiente: Tomas el ciervo, Anthony el búho, Mattias el zorro, Amelia la ardilla, Rousse la lechuza, Juan el gavilán, Alisson la mariposa, Gabriel el castor y Celestte la abeja.

"¡Vamos a buscar los números!" gritó Amelia, que siempre estaba lista para la aventura.

El grupo se aventuró por el bosque, preguntando a cada animal que encontraban. Primero se acercaron a Emiliano, el oso, quien estaba disfrutando de un delicioso frutal.

"¿Has visto los números, Emiliano?" preguntó Anthony, el búho.

"No, pero puedo ayudar. Escuché que el cuervo Juan A tiene un mapa que podría indicarnos donde están las cosas perdidas" dijo Emiliano, señalando hacia el frente.

"¡Genial! Vamos a buscar a Juan A!" dijeron todos al unísono.

Cuando llegaron al claro donde vivía Juan A, el cuervo, lo encontraron en su nido, mirando una nube en el cielo.

"Hola Juan A, ¿tienes un mapa que nos pueda ayudar a encontrar los números?" le preguntó Rousse.

"¡Claro! Pero primero, necesito que me traigan algo: los colores del arcoíris. Si me traen los colores, les daré el mapa" dijo Juan A con una sonrisa pícara.

"¡Aceptamos el reto!" exclamó Gabriel, el castor.

Así que los animales se pusieron a buscar los colores del arcoíris. Empezaron a buscar el rojo en las flores, el naranja en las hojas, el amarillo en el sol, el verde en la hierba, el azul en el lago, el índigo en las sombras y el violeta en las uvas.

"¡Lo tenemos todo!" gritaron Amelia y Mattias juntos, mientras reunían los colores y se los llevaban a Juan A.

"¡Felicidades! Aquí tienen su mapa" dijo Juan A, muy contento mientras entregaba un viejo pedazo de papel.

"Gracias Juan A, ¡eres un genio!" dijo Silvana.

Siguiendo el mapa, primero llegaron al Lago Brillante, donde encontraron el número 1 nadando. Emiliano el oso lo atrapó con cuidado y lo colocaron en una canasta.

"¡Uno!" gritaron todos.

Siguieron su camino y encontraron el número 2 colgado de una rama, haciendo equilibrio en una hoja.

"¡Cuidado!" gritó Mattias, el zorro.

Desde el cielo, Juan el gavilán voló hasta la rama y, usando su agilidad, logró traer el número 2 hacia el grupo.

Con el 1 y el 2 seguros, continuaron hasta el río, donde una mariposa les dijo que el número 3 estaba atrapado en un tronco.

Amelia la ardilla, ágil y rápida, se acercó y logró rescatar el número 3, mientras que todos aplaudían.

"¡Tres! ¡Los estamos encontrando!" dijeron emocionados.

Así fue como, siguiendo el mapa y el ingenio de estos amigos, encontraron el 4 en un arbusto, el 5 en un campo de flores, el 6 escondido detrás de una roca, el 7 bajo una hoja grande, el 8 bebiendo agua de un estanque, el 9 en un camino de tierra, y por último, el 10 colgando de una rama.

Con los 10 números finalmente reunidos, hicieron una gran celebración con todas las frutas de la cosecha. Todos juntos contaron las frutas, riendo y compartiendo, disfrutando el éxito de su aventura.

"¡No podría haber sido posible sin la ayuda de cada uno!" decía Silvana mientras brindaban en agradecimiento.

"Siempre que trabajemos juntos, podemos lograr cualquier cosa" añadió Nicolás, el ciervo, con una sonrisa.

Desde aquel día, el bosque nunca olvidó la importancia de la amistad, la colaboración y, por supuesto, ¡la diversión de contar!

Y así, el grupo de amigos continuó aprendiendo y ayudándose mutuamente en sus aventuras, recordando siempre que juntos eran más fuertes.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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