La Gran Búsqueda de Pascua de Benito
En un hermoso bosque rodeado de flores y árboles frondosos vivía el conejo Benito, un conejito muy alegre, amistoso y respetuoso.
Se acercaba la Pascua, una época muy especial para él, ya que era el encargado de esconder los huevitos de chocolate para todos los animalitos del bosque. Sin embargo, ese año tenía más huevitos por esconder que nunca y se sentía abrumado. Había recorrido todo el bosque buscando los mejores escondites y estaba exhausto.
Sentado en una piedra con la cabeza gacha, Benito suspiraba pensando en cómo podría lograrlo todo solo. Fue entonces cuando escuchó unos pasos acercándose.
Eran sus amigos los animalitos del bosque: la ardilla Rosita, el zorro Mateo, la mariposa Valeria y el pajarito Tito. Todos ellos se habían enterado de la situación de Benito y querían ofrecerle su ayuda. - ¡Hola Benito! ¿Cómo estás? -saludó Rosita con entusiasmo.
Benito levantó la mirada sorprendido y sonrió al ver a sus amigos reunidos frente a él. - Hola amigos, estoy un poco cansado pero contento de verlos -respondió Benito con gratitud. - Escuchamos que tienes muchos huevitos por esconder este año.
¡Déjanos ayudarte! Entre todos lo lograremos más rápido y así podrás descansar un rato -propuso Mateo con alegría. Benito no podía creer la generosidad y amabilidad de sus amigos. Se emocionó al instante y asintió emocionado.
- ¡Claro que sí! ¡Gracias por estar aquí para ayudarme! Vamos juntos a esconder estos huevitos -exclamó Benito emocionado. Los cinco amigos se pusieron manos a la obra. Corrieron por todo el bosque buscando los mejores lugares para ocultar los huevitos de chocolate.
Rosita trepaba árboles para ponerlos en las ramas altas, Mateo cavaba agujeros bajo las raíces, Valeria volaba entre las flores dejándolos caer delicadamente, mientras Tito les indicaba desde arriba dónde faltaban más huevos por colocar.
La tarea se convirtió en una divertida aventura llena de risas y complicidad entre los amigos. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando finalmente lograron esconder todos los huevitos. - ¡Lo logramos chicos! Gracias por su ayuda incondicional -agradeció Benito abrazando a cada uno de sus amigos con cariño.
- Ha sido un placer ayudarte amigo Conejo. Para eso están los verdaderos amigos: para apoyarse mutuamente en momentos difíciles -expresó Valeria con ternura.
Esa noche, todos los animalitos del bosque disfrutaron juntos de una hermosa celebración de Pascua compartiendo los deliciosos huevitos escondidos por Benito y sus amigos. La solidaridad, amistad y trabajo en equipo habían hecho posible que esa Pascua fuera aún más especial e inolvidable para todos ellos.
FIN.