La gran búsqueda del chimpancé
Había una vez, en un pequeño colegio de Buenos Aires, una clase muy especial. Los niños y niñas de 1EP B se lo pasaban genial con su querida señorita Nuria.
Ella era una maestra muy cariñosa y divertida, siempre dispuesta a enseñarles cosas nuevas y emocionantes. Cada día, la señorita Nuria preparaba actividades diferentes para sus alumnos. Les enseñaba matemáticas jugando al bingo, donde debían sumar y restar números para completar sus cartones.
También les contaba cuentos fantásticos que los transportaban a lugares lejanos y mágicos. Un día, la señorita Nuria decidió llevar a sus alumnos de excursión al zoológico. Todos estaban emocionados por ver animales exóticos y aprender sobre ellos.
Al llegar al zoológico, comenzaron a explorar cada rincón del lugar. La señorita Nuria les mostraba las jaulas de los leones, los elefantes e incluso los pingüinos.
De repente, uno de los niños notó que faltaba un animal en el recinto de los monos: ¡el simpático chimpancé! Todos se preocuparon y se acercaron corriendo hacia el cuidador del zoológico para preguntar qué había pasado. "Se escapó hace unos minutos", respondió el cuidador con cara preocupada. Los niños no podían creerlo.
Pero la señorita Nuria rápidamente pensó en algo para mantenerlos tranquilos. "¡No se preocupen chicos! Vamos a ayudar a encontrar al chimpancé perdido", exclamó la maestra con entusiasmo. Todos asintieron emocionados y comenzaron a buscar pistas por todo el zoológico.
Se dividieron en grupos y recorrieron cada rincón, preguntando a los visitantes si habían visto al chimpancé. Después de un rato de búsqueda, uno de los niños encontró una huella de mono cerca del lago.
Todos se acercaron corriendo y siguieron las huellas hasta llegar a un árbol gigante. Allí, entre las ramas, vieron al chimpancé asustado y triste. La señorita Nuria se acercó con cuidado al árbol y empezó a hablarle suavemente al chimpancé.
Le explicó que ellos no querían hacerle daño, solo querían ayudarlo a volver a su hogar. Poco a poco, el chimpancé fue bajando del árbol y se acercó lentamente hacia la maestra y los niños.
Todos le sonrieron amablemente y el chimpancé parecía entender que estaban allí para ayudarlo. Con mucho cuidado, la señorita Nuria llamó por teléfono al zoológico para informarles que habían encontrado al chimpancé perdido.
Pronto llegaron los cuidadores quienes tranquilizaron al animal y lo llevaron de vuelta a su recinto. Los niños estaban felices por haber ayudado al chimpancé perdido y orgullosos de su maestra por enseñarles siempre cómo ser buenos ciudadanos.
Desde aquel día, la clase de 1EP B siempre recordaría esa aventura como una lección valiosa: que trabajar en equipo, ser solidarios con los demás e intentar resolver problemas juntos puede marcar la diferencia en cualquier situación.
Y así, gracias a la señorita Nuria, los niños y niñas de 1EP B se lo pasaban genial cada día en clase, aprendiendo un montón de cosas nuevas mientras disfrutaban juntos de su maravillosa infancia.
FIN.