La Gran Búsqueda del Patito Perdido
Era un día nublado en la Granja de Don Mario. Las nubes se acumulaban en el cielo y una suave lluvia empezaba a caer. Todos los animales estaban resguardados, pero entre ellos, un patito llamado Pepi, disfrutaba de chapotear en los charcos. "¡Mirá cómo salto!"- decía Pepi mientras salpicaba agua a su alrededor.
De repente, un trueno retumbó en el cielo. "¡Ay, qué miedo!"- exclamó la vaca Lulú. En ese momento, los animales comenzaron a contar: el gato Michi, la gallina Clara y el perro Rocky se dieron cuenta de que Pepi no estaba.
"¿Dónde está el patito?"- preguntó Clara, alarmada.
"¡No sé!"- respondió Michi mientras comenzaba a buscarlo entre la paja. "¡Pepi! ¡Pepi!"- llamaron todos, pero no hubo respuesta.
Rocky, el perro, decidió que era hora de actuar. "Yo lo buscaré, no puedo dejar que esté solo en este día de lluvia. ¡Vamos, amigos!"-
Los animales se unieron a la búsqueda bajo la lluvia. "Quizás se metió en el granero"- sugirió Lulú. Corrieron hacia allá, pero sólo encontraron heno y algunas herramientas.
"Pepi no está aquí..."- murmulló Clara.
"Debemos pensar en dónde más podría estar"- dijo Rocky, un poco preocupado.
De repente, el gato Michi recordó algo. "¡El viejo molino!"- exclamó. "Siempre le ha gustado acercarse allí, ¡vayamos!"-
Los cuatro animales se dirigieron al molino, que estaba a poca distancia de la granja. La lluvia caía más fuerte, pero los amigos no se dieron por vencidos.
Cuando llegaron al molino, encontraron la puerta entreabierta. "¡Pepi, estás aquí!"- llamó Rocky, pero solo se escuchó un eco.
Al asomarse, Clara notó algo extraño. "¡Miren! Allí hay un charco más grande, parece que algo se movió..."- Todos miraron con atención y, de repente, vieron a Pepi atrapado en un pequeño estanque.
"¡Ayuda!"- gritó Pepi.
"No te preocupes, ¡ya vamos a ayudarte!"- dijo Lulú, tratando de pensar en cómo rescatarlo.
Rocky, entonces, se puso en acción. "Yo soy el más rápido, intentaré lanzarle algo para que salga"- propuso.
"Yo puedo intentar distraerlo para que se mueva hacia un lugar seguro"- sugirió Michi.
Entonces, mientras Rocky se preparaba para lanzar un trozo de madera y Clara intentando hacer ruidos desde la orilla, Michi se subió a un lado del estanque y empezó a maullar. "¡Miau, miau! ¡Pepi, ven!"-
Al escuchar a sus amigos, Pepi se calmó y nadó hacia el extremo más cercano del estanque. "¡Eso es, Pepi!"- gritó Lulú emocionada.
Al final, gracias a la valentía y el trabajo en equipo, Rocky lanzó el trozo de madera justo a tiempo y Pepi pudo salir del agua.
"¡Lo logré!"- dijo Rocky, lleno de orgullo.
Pepi, empapado pero feliz, dijo: "Gracias, amigos. Nunca pensé que me perdería en un día así. Soy un patito afortunado por tener amigos tan valientes"-
Los animales celebraron su regreso y todos se abrazaron. "Prometamos cuidarnos mutuamente"- sugirió Clara.
A lo que todos respondieron al unísono: "¡Sí!"-
Así, la lluvia continuó cayendo, pero el ambiente en la granja se llenó de risas y alegría, mientras Pepi aprendía lo importante que era tener amigos. Desde ese día, Pepi nunca más se alejó solo y siempre se aseguraba de estar junto a sus compañeros.
La Gran Granja de Don Mario seguía viva y llena de aventuras, pero ninguna tan profunda como la amistad que había crecido entre los cuatro animales. Y así, con el corazón contento, todos siguieron disfrutando de la hermosa granja juntos.
FIN.