La Gran Carrera de Armando el Armadillo



Página 1: Había una vez un armadillo llamado Armando que vivía en el Bosque Alegre. Armando tenía un gran sueño: quería participar en la Gran Carrera del Bosque. Sus amigos se burlaban de él porque pensaban que era demasiado lento para competir.

"¡Armando, no seas tonto! ¡Nunca ganarías!" - decía Lily la liebre, saltando de un lado a otro.

"Sí, Armando, siempre te quedas atrás. Busca otro sueño más fácil" - añadía Simón el sapo, riendo.

Armando, en lugar de rendirse, decidió que iban a ver de qué estaba hecho. Durante semanas, se preparó: hacía ejercicios en el claro del bosque y practicaba sus mejores tiempos. Sin embargo, cada vez que veía a sus amigos correr, la duda se colaba en su corazón.

Página 2: Un día, mientras estaba en la orilla del río, se encontró con Rocco, el viejo y sabio tortuga.

"¿Por qué tan pensativo, Armando?" - preguntó Rocco.

Armando suspiró:

"Quiero participar en la Gran Carrera del Bosque, pero todos se ríen de mí porque soy lento."

"No dejes que te desanimen, amigo. La velocidad no lo es todo. A veces la perseverancia y la determinación son las que te llevarán lejos. ¡Entrena y demuestra de lo que eres capaz!" - respondió Rocco con una sonrisa.

Armando se sintió motivado y decidió seguir entrenando con más fuerza que nunca.

Página 3: El día de la Gran Carrera llegó, y todos los animales del bosque estaban presentes. La liebre, el ciervo, el zorro y muchos otros parecían nerviosos por el inicio de la competencia. Armando se alineó junto a ellos, su corazón latía con fuerza.

"¿Estás listo, Armando?" - preguntó Lily, tratando de ser sarcástica.

"Estoy listo para dar lo mejor de mí" - respondió él con la cabeza en alto.

El silbido de la carrera sonó y todos salieron disparados. Armando empezó a competir, moviéndose con su propio ritmo. Mientras las liebres y los ciervos corrían velozmente, él avanzaba con determinación, concentrado en no rendirse.

Página 4: Pero lo que no esperaba fue que después de un rato, algunos de los veloces competidores se sentían cansados y empezaron a parar. Uno a uno comenzaron a despegarse del grupo.

"¡No puedo más!" - exclamó el zorro, tambaleándose.

"¡Igual yo!" - se quejaron la mayoría de los animales más veloces.

Armando siguió delante, tomando su tiempo, cuando de repente algo lo impactó. ¡Una lluvia de plumas y hojas caía del cielo! Todos los animales, aterrorizados, comenzaron a moverse, tratando de cubrirse, menos Armando, que siguió avanzando sin perder el norte.

Página 5: Con el paso de los minutos, Armando llegó a la meta. Fue el primero en cruzarla, justo antes de que todos los demás animales llegaran. El bosque estalló en aplausos y gritos de asombro.

"¡No puede ser! ¡El armadillo ganó!" - gritó Lily, sorprendiéndose.

"Yo nunca lo creí posible" - añadió Simón, sintiéndose un poco avergonzado.

Los animales se acercaron a Armando, felices por su victoria.

"¡Armando, lo lograste! ¡Sos un héroe!" - le dijeron.

"Gracias, amigos. No se trata de ser el más rápido, sino el que nunca se rinde" - dijo Armando con una sonrisa gigante.

Página 6: Desde ese día, Armando fue un ejemplo para todos en el Bosque Alegre. Aprendieron que no importa qué tan lentos o diferentes seamos, lo importante es perseguir nuestros sueños y no dejar que otros nos desanimen.

Y así, Armando el armadillo se convirtió en un gran corredor y, lo más importante, en un gran amigo. Juntos, celebraron no solo la victoria en la carrera, sino el hermoso valor de la perseverancia.

Fin.

FIN.

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