La Gran Carrera de Balu y sus Amigos
Había una vez en un hermoso parque de Buenos Aires, un perrito llamado Balu. Balu era un Bichon Maltes muy travieso y juguetón que siempre estaba buscando aventuras.
En el mismo parque vivían también unos patos muy simpáticos que se habían convertido en sus amigos inseparables. Un día soleado, Balu decidió ir al parque a jugar con sus amigos patos. Al llegar, los patitos estaban nadando felices en el lago del parque.
Balu corrió emocionado hacia ellos y les dijo:- ¡Hola, amigos! ¿Qué están haciendo? - Estamos nadando y disfrutando del sol -respondió uno de los patitos. Balu se acercó al borde del lago y miró su reflejo en el agua cristalina.
De repente, tuvo una idea brillante. - ¡Amigos! ¿Qué les parece si organizamos una carrera? Yo seré el juez y veremos quién llega primero al otro lado del lago.
Los patitos aceptaron emocionados la propuesta de Balu y rápidamente se posicionaron para comenzar la carrera. El perrito dio la señal de inicio y todos empezaron a nadar con todas sus fuerzas.
Pero lo que no sabían es que debajo del agua había una sorpresa preparada por el destino: unas algas gigantes se habían formado justo en medio del lago. Los patitos no las veían porque estaban sumergidos, pero Balu sí las notó cuando intentó cruzar por debajo de ellas. - ¡Oh no! -exclamó preocupado-.
Si sigo por aquí me quedaré atrapado. Balu salió del agua y pensó rápidamente en una solución. Miró a su alrededor y vio un puente cercano que atravesaba el lago. Sin dudarlo, corrió hacia él y se subió decidido a cruzar por allí.
Mientras tanto, los patitos seguían nadando sin percatarse de las algas. Llegaron al otro lado del lago y esperaron emocionados la llegada de Balu. Pero pasaban los minutos y no veían señales de su amigo perrito.
- ¿Dónde estará Balu? -se preguntaban preocupados. De repente, escucharon unos ladridos desde el puente. Era Balu, quien había logrado cruzar usando una ruta diferente. - ¡Amigos! -gritó Balu desde el puente-.
No pude pasar por debajo de las algas, pero encontré este puente para llegar hasta aquí. Los patitos se alegraron al ver que su amigo estaba bien y lo felicitaron por encontrar una solución inteligente al problema que se les presentó durante la carrera.
Juntos regresaron al parque y celebraron con juegos y risas. Desde aquel día, Balu aprendió que siempre hay más de una forma de resolver los problemas y que es importante mantener la calma ante cualquier dificultad.
Además, descubrió que sus amigos patos son valiosos aliados en todas sus aventuras. Y así, el travieso Bichon Maltes llamado Balu siguió disfrutando de nuevas experiencias junto a sus amigos los patos del parque, aprendiendo lecciones valiosas mientras crecía feliz rodeado de amor y amistad verdadera.
FIN.