La Gran Carrera de Figuras Geométricas
En un colorido pueblo llamado Geometrópolis, vivían cuatro amigos inseparables: Cuadrado, Triángulo, Círculo y Rectángulo. Cada uno tenía colores vibrantes que los hacían únicos. Cuadrado era de un azul profundo, Triángulo era amarillo como el sol, Círculo brillaba en rojo y Rectángulo era verde como la hierba fresca. Un día, decidieron organizar una gran carrera para ver quién era el más rápido.
"- ¡Voy a ganar!", proclamó Cuadrado.
"- No tan rápido, Cuadrado. Tengo una estrategia!", contestó Triángulo.
"- ¡El que más rápido gira soy yo!", se burló Círculo.
"- Chicos, no importa quién gane, lo importante es divertirnos", interrumpió Rectángulo, con una sonrisa.
Cuando llegó el día de la carrera, el pueblo entero se reunió para ver a sus amigos competir. El recorrido abarcaba diferentes partes de Geometrópolis: el Bosque de las Figuras, la Calle de los Colores y la Plaza de las Estrellas.
Cuando sonó el silbato de inicio, los cuatro amigos se lanzaron a correr. Cuadrado, con sus lados firmes y estables, pronto tomó la delantera. Sin embargo, Triángulo sabía que su forma le daba velocidad en las curvas, así que tomó un atajo en una serie de giros, logrando adelantar a Cuadrado.
"- ¡Ja! ¡Soy más rápido de lo que pensabas!", gritó Triángulo con alegría.
"- Esto no se ha terminado aún", respondió Cuadrado, decidido a no rendirse. Círculo, mientras tanto, estaba disfrutando del viento en sus lados suaves y redondeados.
"- ¡Veamos quién puede volar más rápido!", exclamó Círculo mientras avanzaba rápidamente hacia el último tramo de la carrera.
Rectángulo estaba rezagado, pero su determinación lo mantenía en la ruta.
"- No puedo dejar que mi forma me detenga. ¡También quiero participar de la diversión!", se dijo a sí mismo y comenzó a acelerar.
En medio de la carrera, un gran grito se escuchó. Un pequeño perro que estaba jugando en la Plaza de las Estrellas se había perdido y se había asustado.
"- ¡Ayuda!", ladró el perrito, dando vueltas por la plaza.
Los cuatro amigos, al escuchar el llamado, se detuvieron de inmediato.
"- ¡Debemos ayudarlo!", dijo Círculo, preocupado.
"- Sí, eso es lo más importante", concordó Triángulo.
Entonces, Cuadrado, con su forma sólida, ofreció un plan. "- Yo puedo utilizar mis lados para construir una pequeña barricada y ayudar a guiarlo hacia la salida de la plaza."
"- ¡Buena idea!", dijo Rectángulo, que estaba pensando en un camino más amplio.
"- Yo puedo correr a su lado y mantenerlo tranquilo", agregó Círculo.
"- Y yo voy a crear flechas con mis lados para indicarle el camino correcto", finalizó Triángulo.
Así, todos juntos, se pusieron a trabajar en equipo. Con la colaboración de todos, lograron guiar al perrito fuera de la plaza, donde su dueña, una niña pequeña, estaba esperándolo con lágrimas en los ojos.
"- Gracias, gracias!", exclamó ella, feliz de llevar a su pequeño de vuelta.
Los cuatro amigos sonrieron, sintiéndose satisfechos no solo por el logro de la carrera, sino por haber ayudado a alguien en apuros.
"- Creo que hemos ganado algo más grande que una carrera", dijo Cuadrado, mirando a sus amigos.
"- ¡Sí! La amistad y el trabajo en equipo son lo más importante!", exclamó Rectángulo.
"- Además, lo pasamos muy bien", agregó Círculo, todavía emocionado.
Finalmente, decidieron que lo mejor era celebrar todos juntos más allá de quién ganó la carrera. Así que organizaron una fiesta en la plaza, donde compartieron risas, juegos y muchas historias.
Y así, en Geometrópolis, aprendieron que a veces, lo que importa no es quién es el más rápido, sino cómo podemos ayudar a los demás y disfrutar de la vida con amigos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.