La Gran Carrera de la Amistad



Había una vez, en una hermosa playa llamada Playa Dorada, cuatro amigos muy especiales: Pelota, Sol, Arena y Mar. Cada uno tenía su propia personalidad única pero juntos formaban un equipo inseparable.

Pelota era una pelota de colores vibrantes y siempre estaba llena de energía. Le encantaba rebotar por todas partes y jugar con los demás. Sol era el sol brillante que iluminaba la playa todos los días.

Era amable y generoso, siempre dispuesto a calentar a sus amigos con su cálido resplandor. Arena era suave y suelta, perfecta para construir castillos de arena. Le gustaba sentir cómo sus amigos caminaban sobre ella y se divertían creando figuras en la playa.

Y finalmente estaba Mar, un mar azul cristalino lleno de vida marina. A Mar le encantaba aagarrar a sus amigos nadadores y hacerles cosquillas con las olas mientras jugaban en el agua.

Un día soleado, mientras disfrutaban de un día perfecto en la playa, Pelota tuvo una idea emocionante:- ¡Chicos! ¿Qué les parece si organizamos una carrera? -exclamó Pelota emocionado-. Será divertido ver quién llega primero al otro lado de la playa.

Todos estuvieron de acuerdo e inmediatamente comenzaron a prepararse para la gran carrera. Sol se aseguró de que hubiera suficiente luz para que todos pudieran ver claramente el camino. Arena se extendió por toda la orilla para que nadie se lastimara al correr descalzo sobre ella.

Y Mar prometió mantenerse tranquilo durante la carrera para no dificultar el avance de sus amigos. La carrera comenzó y los cuatro amigos se lanzaron a toda velocidad.

Pelota rebotaba con entusiasmo, Sol brillaba intensamente, Arena se movía bajo los pies de sus amigos y Mar mantenía las olas bajas para no interponerse en el camino. Parecía que todo iba bien hasta que, de repente, una ráfaga de viento soplo fuertemente.

- ¡Ayuda! -gritó Pelota mientras era arrastrada por el viento hacia un lugar desconocido. Los demás amigos intentaron detener a Pelota pero fue inútil. Mientras tanto, Sol dejó de brillar porque estaba preocupado por su amigo perdido.

Arena también se quedó quieta sin saber qué hacer y Mar agitó sus olas con fuerza mostrando su angustia. Después de un rato, cuando la tormenta amainó, los tres amigos restantes decidieron buscar a Pelota.

A lo largo y ancho de la playa buscaron pistas hasta que finalmente encontraron una huella en la arena que les indicaba la dirección correcta. Juntos siguieron el rastro hasta llegar a una pequeña isla donde encontraron a Pelota atrapada entre unas rocas.

Rápidamente trabajaron en equipo para liberarla y llevarla de regreso a casa sana y salva. Pelota aprendió una valiosa lección ese día: que siempre es importante contar con tus amigos cuando te encuentras en apuros.

Y los demás también comprendieron la importancia del trabajo en equipo y cómo juntos podían superar cualquier obstáculo. Desde entonces, estos cuatro amigos inseparables continuaron disfrutando juntos cada día en Playa Dorada, recordándose mutuamente que la amistad y el trabajo en equipo son fundamentales para superar cualquier desafío.

Y así, Pelota, Sol, Arena y Mar vivieron felices para siempre.

FIN.

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