La Gran Carrera de la Colonia
Era un día soleado en la colonia San Martín y un grupo de cinco amigos de diez años se prepara para el juego más esperado de la semana: ¡la Gran Carrera de la Colonia! Santiago, Elena, Lucas, Valentina y Tomás siempre se reunían a jugar en la plaza del barrio después del colegio, pero ese día sería especial.
"¡Che, chicos, hay que hacer algo diferente!" - propuso Santiago, un niño alto y enérgico. "¡Organizamos una carrera!"
"¡Sí!" - dijo Valentina, con su risa contagiosa. "Podemos hacer equipos y premios para los ganadores."
"Me encanta la idea. Pero... ¿cómo hacemos para que todos participen?" - preguntó Lucas, un buen pensador del grupo.
"Podemos hacer una carrera en parejas, así nadie se queda afuera. Además, cada uno elige a su compañero." - sugirió Elena, con brillo en sus ojos.
"Perfecto, ¡yo quiero correr con Valentina!" - exclamó Tomás entusiasmado.
"Y yo con Lucas entonces" - dijo Santiago. "Así que somos cuatro, ¿quién falta?"
"¡Yo quiero ser juez!" - respondió una voz familiar. Era Sofía, una amiga que siempre apoyaba a sus amigos en los juegos.
Así fue como los cinco amigos comenzaron a preparar la Gran Carrera. Dibujaron un circuito en el suelo de la plaza con tiza de colores, marcaron las líneas de salida y llegada, y cada uno preparó un cartel para sus equipos.
El día de la carrera llegó, y el clima era perfecto. El sol brillaba y los vecinos de la colonia empezaron a congregarse para ver el evento.
"¿Están listos?" - preguntó Sofía, con su silbato en mano.
"¡Sí!" - gritaron todos al unísono.
Sofía dio la señal de inicio y los amigos comenzaron a correr. Pero poco después de iniciar, Lucas tropezó y se cayó.
"¡Ay, Lucas!" - exclamó Valentina, preocupada. "¿Estás bien?"
"Sí, no pasa nada. Solo fue un tropiezo." - respondió Lucas, aunque su rostro decía lo contrario.
"Chicos, es importante que corramos juntos y cuidemos a todos, ¿no?" - sugirió Santiago, mostrándose como el líder que siempre era.
"Tenés razón. ¡Vamos juntos!" - dijo Tomás, ayudando a Lucas a levantarse.
Decidieron que, aunque querían ganar, la diversión y la amistad eran mucho más importantes. Así que formaron un único equipo, y continuaron corriendo sin preocuparse de quién iba adelante o atrás.
La carrera fue una mezcla de risas, algunas caídas, y hasta se detuvieron en un momento para ayudar a un perro que se había enredado en unos cables.
Al llegar a la meta, todos iban cansados pero sonrientes. Sofía tomó el silbato y se acercó a ellos.
"Y el premio a la mejor carrera es para... ¡el equipo de la amistad!"
"¿El equipo de la amistad?" - sorprendidos, miraron hacia Sofía.
"Sí, porque lo hiciste más divertido y emocionante ayudando a Lucas y el perro. Ganaron todos, no solo uno."
"¡Estamos de acuerdo!" - dijo Valentina. "Fue mucho mejor así. ¡La próxima deberíamos hacerlo de nuevo!"
"Pero con más amigos" - añadió Lucas, sonriente.
Al escuchar esas palabras, Santiago tuvo una gran idea.
"¿Y si hacemos una carrera mensual? Invitemos a más chicos y hagan un día especial cada vez. Todos pueden tener su momento de diversión"
"¡Sí!" - gritaron todos emocionados.
Y así, la Gran Carrera de la Colonia se convirtió en una tradición. No solo les permitió jugar, sino también enseñarles a todos los niños que la amistad y la diversión son más valiosas que ganar.
Y así, cada mes, Santiago, Valentina, Lucas, Tomás y Elena organizan la carrera, siempre con la intención de hacer de su colonia un lugar más unido y lleno de sonrisas.
FIN.