La Gran Carrera de la Granjita
En una granja muy especial, vivía una avestruz llamada Olivia. Olivia era conocida por ser la más rápida de todos los animales, pero también por ser un poco presumida. Un día, se organizó una gran carrera en la granja, y todos los animales estaban emocionados por participar. La carrera consistía en llevar un huevo hasta el otro extremo del campo sin romperlo. Todos los animales se prepararon, pero Olivia estaba segura de que ella sería la ganadora.
"Esta carrera será pan comido para mí", decía Olivia con confianza a los demás animales.
La carrera dio comienzo y los animales emprendieron la carrera con entusiasmo. Olivia, como era de esperar, tomó la delantera rápidamente. Pasó por las vacas, los cerdos, las ovejas, y hasta por el gallo que intentaba distraerla cantando. Pero cuando llegó a un tramo de terreno irregular, tropezó y cayó al suelo, causando que el huevo saliera despedido por los aires. Olivia se levantó rápidamente y siguió corriendo, pero ya no estaba tan segura de que ganaría.
"¡Vamos, Olivia, puedes hacerlo!" alentaban los demás animales.
Mientras tanto, un pequeño pollito llamado Pepe, que no era el más rápido ni el más fuerte, había tomado el huevo entre sus patitas y continuaba la carrera con determinación. A pesar de los obstáculos, Pepe seguía avanzando con pasos cortos pero constantes. Finalmente, cuando Olivia estaba a punto de llegar a la meta, escuchó un gran alboroto y se dio cuenta de que Pepe había llegado primero, con el huevo intacto en sus manos.
"¡Gané, gané!" gritaba Pepe emocionado.
Olivia se acercó a Pepe, sorprendida y un poco avergonzada. Pepe le entregó el huevo y le dijo: "Sabía que eras la más rápida, pero a veces la velocidad no lo es todo. La determinación y la constancia también son importantes. Además, no hay nada más gratificante que ayudar a un amigo en apuros."
Olivia reflexionó sobre las palabras de Pepe y se dio cuenta de que tenía razón. A veces, la verdadera victoria no está en ganar una carrera, sino en aprender lecciones valiosas. Desde aquel día, Olivia dejó de ser tan presumida y aprendió a valorar otras cualidades además de su rapidez. Todos los animales de la granja celebraron el espíritu de camaradería y amistad que había surgido de esa carrera, y juntos disfrutaron de un delicioso festín para celebrar.
FIN.