La Gran Carrera de la Selva



Era un hermoso día soleado en la selva. Los animales disfrutaban del canto de las aves y del murmullo de los ríos. En este particular día, el elefante Esteban, el león Lucho, la serpiente Sofía, el mono Tito y el cocodrilo Ciro decidieron hacer una carrera para ver quién era el más rápido de todos.

"¡Vamos a hacer una carrera!", anunció Esteban, moviendo sus grandes orejas.

"¡Perfecto!", rugió Lucho con entusiasmo. "Yo soy el más veloz de todos aquí."

"No tan rápido, rey de la selva", dijo Tito mientras se columpiaba en una rama. "¿Estás seguro de poder ganarme? Soy un experto en saltos."

"No se olviden de mí", susurró Sofía desde el suelo, deslizando su cuerpo por la hierba. "Yo puedo moverme entre los árboles y nadie me ve."

"Y no se olviden de mí, el maestro del agua", agregó Ciro, mostrando sus dientes afilados. "En el agua, nadie me puede ganar."

Los animales acordaron que la carrera comenzaría en el gran árbol al centro de la selva y terminaría en el río. Todos estaban muy emocionados y, al mismo tiempo, nerviosos.

"¡En sus marcas, listos, fuera!", gritó Esteban emocionado.

Los animales comenzaron a correr. Lucho, el león, salió disparado, mostrando su velocidad. Tito, el mono, saltaba de rama en rama como un rayo, mientras que Sofía se deslizaba hábilmente entre los arbustos. Esteban trotaba con calma, y Ciro nadaba en el río, usando el agua a su favor.

Pero a mitad de la carrera, Lucho se detuvo abruptamente.

"¡Ay! Me duele una pata", se quejó, mientras se sentaba.

"¿Qué te pasó, Lucho?", preguntó Tito, preocupado.

"Creo que me lastimé al correr tan rápido. No podré continuar", respondió el león con tristeza.

Esteban, viendo a su amigo en problemas, se acercó a Lucho.

"No te preocupes, amigo. Vamos a ayudarte."

Entonces, Sofía tuvo una idea brillante.

"¡Podemos hacer una parada en el camino! Así Lucho puede descansar y seguir después."

Los animales se reunieron y decidieron que era más importante ayudar a su amigo que ganar la carrera.

"Lucho, ¿qué necesitas?", le preguntó Ciro.

"Un poco de aire fresco y un poco de calma", dijo Lucho, comenzando a sentirse mejor gracias a su amistad.

Después de unos minutos de descanso, Lucho se sintió más fuerte y se levantó.

"¡Estoy listo para continuar!", exclamó, su espíritu renovado.

Los cinco amigos siguieron corriendo, esta vez juntos, animándose mutuamente. Tito con sus saltos, Sofía deslizándose velozmente y Esteban apoyando a Lucho. Juntos atravesaron los obstáculos de la selva hasta llegar al río.

"¡Mirá, ahí está el final!", gritó Esteban emocionado al ver el río.

Corrieron hasta la orilla, y cuando todos llegaron, se abrazaron con alegría.

"No importa quién ganó, lo mejor es que estamos juntos", dijo Tito.

"Sí, la amistad es más importante que ser el más rápido", agregó Ciro, sonriendo.

"Gracias por ayudarme, amigos. Sin ustedes, no hubiera podido terminar la carrera", dijo Lucho con gratitud.

"¡Siempre estaremos aquí para ayudarnos!", prometió Sofía.

Y así, aprendieron que la verdadera victoria no es llegar primero, sino estar siempre listos para ayudar a los demás. Desde ese día, los animales de la selva hicieron de la carrera un evento anual, donde lo más importante era la amistad y el trabajo en equipo, más que solo competir.

Así, en cada carrera, recordaban cuán valiosas eran la solidaridad y la unión entre ellos, dejando atrás cualquier rivalidad.

FIN.

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