La Gran Carrera de las Partes de Teo



Un día soleado, Teo se despertó con una gran sorpresa. ¡Sus partes del cuerpo estaban teniendo una gran discusión!

—¡Yo soy el mejor! —gritó la nariz—. ¡Con mi olfato fino, puedo percibir el más dulce de los olores!

—Pero yo soy los ojos —intervino un ojo grande y redondo—. ¡Puedo ver todo! Si no fuera por mí, estarían perdidos!

—Ja, ja! —ríe la boca—. ¡Sin mí, no podrían comer su comida favorita! ¡Miren a dónde han llegado por no oírme!

Las manos, moviéndose con agilidad, se unieron a la discusión.

—Escuchen, amigos. ¡Todos somos importantes! ¿Qué tal si hacemos una gran carrera para demostrar quién es el mejor? —propuso.

Las partes del cuerpo se miraron entre sí emocionadas.

—¡Buena idea! —exclamaron a la vez.

Decidieron que la carrera sería en el parque. Todos comenzaron a prepararse, cada uno confiando en sus habilidades especiales. La nariz entrenaba aspirando olores de flores, los ojos practicaban enfocando a diferentes distancias, las manos estaban listas para dar un buen impulso, y los pies, entusiasmados, se entrenaban corriendo alrededor de la casa.

Finalmente, llegó el día de la gran carrera. Todos estaban firmes en la línea de salida, dispuestos a dar lo mejor de sí.

—¡A la cuenta de tres! —gritó Teo, quien estaba observando emocionado—. Uno, dos... ¡tres!

Y arrancaron. Los pies fueron los primeros en lanzarse al frente.

—¡Soy el más rápido! —gritó uno de los pies, mientras corría veloz por la pista.

Pero de repente, el olfato de la nariz percibió algo.

—¡Espera! —exclamó—. Hay un montón de flores fragantes.

Los pies, curiosos, se detuvieron y miraron hacia el lado.

—¿A qué te refieres? —preguntaron.

—¡Miren lo hermosas que son! —dijo la nariz, inspirando profundamente—. ¡Deberíamos disfrutar este momento! No todo es ganar.

Los ojos, observando todo, también se dieron cuenta de un bonito arcoíris en el cielo.

—¡Chicos! —exclamó uno de los ojos—. ¡Vean eso! La carrera no es solo ser el primero.

Todos comenzaron a detenerse. Las orejas, que habían estado oyendo cada ruido a su alrededor, se unieron al coro.

—¡No se trata de ganar, se trata de disfrutar! —dijo una oreja—. ¡Hagamos una pausa y disfrutemos de este día!

Las manos decidieron aplaudir para celebrar el momento.

—Bravo, equipo. Juntos hacemos grandes cosas. —las manos aplaudieron—. ¡Vamos a disfrutar!

Y así, en lugar de competir, las partes del cuerpo de Teo se unieron para admirar el hermoso día, respirando el aire fresco, observando la naturaleza y escuchando los sonidos que los rodeaban.

Al final del día, Teo pensó que no importaba quién llegó primero, sino que todos habían disfrutado juntos de la carrera. Fue entonces que la boca sonrió y dijo:

—Prometamos ayudarnos a ser mejores juntos, y hacer de cada día una gran carrera de amistad.

¡Y así fue como Teo aprendió que cada parte de su cuerpo es especial y que el trabajo en equipo siempre es la mejor opción!

FIN.

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