La Gran Carrera de las Peladas
En un pequeño pueblo rodeado de colinas, vivía un hombre conocido como Pelado Negro. Pelado Negro era un hombre amable y siempre tenía una sonrisa en el rostro. En el mismo pueblo, había una increíble mujer que también era conocida por su apariencia particular: la Pelada Negra. Ella era la mejor cocinera de todo el pueblo y su especialidad era hacer unos pasteles de chocolate que hacían suspirar a todos.
Un día, mientras Pelado Negro paseaba por el parque, escuchó un bullicio. Al acercarse, vio a un grupo de niños mirando una carrera de bicicletas. Los niños estaban muy emocionados y gritaban:
- ¡Vamos, Juan! ¡Esa rueda no se va a girar sola!
Pelado Negro se quedó observando, y de repente, se le ocurrió una idea. "¿Por qué no organizamos una gran carrera para todos los habitantes del pueblo?" - exclamó, emocionado.
Cuando Pelado Negro llegó a casa, decidió hablar con Pelada Negra.
"Hola, Pelada Negra. Estoy pensando en organizar una carrera para todos. ¿Te gustaría ayudarme a prepararla?"
"¡Claro que sí! Sería genial hacer algo divertido para todos. Puedo hacer algunos pasteles para que los corredores y espectadores tengan energía".
Así que comenzaron a trabajar juntos. Prepararon carteles coloridos que colocaron por todo el pueblo, llenaron el parque de decoraciones brillantes y, por supuesto, Pelada Negra hizo una gran tanda de pasteles de chocolate, que todos esperaban con ansias.
El día de la carrera llegó. El sol brillaba y el ambiente era festivo. Cuando los corredores se alinearon en la partida, Pelado Negro se dio cuenta de que había olvidado algo muy importante.
"¡Oh no! No tengo un cronómetro para medir quién llega primero, ¿qué haremos?"
"No te preocupes, yo tengo una idea", respondió Pelada Negra. "Puedo pedirle a mis amigos que cuenten cuántos participan y se fijen quién llega primero".
La carrera comenzó: los corredores pedaleaban con todo su esfuerzo, pero inesperadamente, uno de ellos, un chico llamado Tomás, se cayó de su bicicleta. Todos los que lo rodeaban se detuvieron.
"¡Tomás! ¿Estás bien?" - preguntó uno de los otros corredores, preocupado.
Pelado Negro se acercó.
"¿Puedo ayudarte, Tomás?" - le preguntó. Pero Tomás sonrió con gratitud y dijo:
"Gracias, pero voy a intentar levantarme y seguir. No quiero rendirme".
Y así lo hizo. Con mucho esfuerzo, se levantó y siguió pedaleando. La multitud lo vitoreó. Después de varios giros y vueltas, cada corredor llegó a la meta, pero lo que más sorprendió a todos fue que Tomás llegó junto con Pelado Negro y Pelada Negra. Todos se fueron aplaudiendo y sonriendo.
Cuando llegó el momento de premiar a los ganadores, Pelado Negro tomó la palabra:
"¡Hoy todos ustedes son ganadores! Lo importante no es quién llegó primero, sino que juntos nos divertimos y ayudamos a aquellos que lo necesitaban". Y Pelada Negra añadió:
"Y no olviden que los pasteles de chocolate están listos para todos después de la carrera".
Al final, todos disfrutaron de los deliciosos pasteles y la emoción de haber participado en la gran carrera. Pelado Negro nunca olvidó cómo una idea sencilla podía unir a toda la comunidad y hacer que todos se sintieran especiales.
Así, en aquel pequeño pueblo, gracias a la iniciativa de Pelado Negro y el apoyo de Pelada Negra, aprendieron que lo esencial en cualquier competencia es la amistad, el esfuerzo y sobre todo, ¡divertirse juntos!
Y a partir de ese día, se hicieron amigos inseparables, siempre buscando maneras de hacer cosas divertidas y especiales para todos los habitantes del pueblo.
FIN.