La Gran Carrera de Letras



En el bosque encantado de Letrópolis, todos los animales estaban emocionados por la Gran Carrera de Letras. Era un evento anual donde cada animal debía escribir una palabra con rapidez y precisión en grandes carteles de hojas. El ganador recibiría una medalla dorada y, sobre todo, el reconocimiento de todos.

Entre los participantes se encontraba Tito, un pequeño ratoncito que tenía un pequeño problemita: la disgrafía. Aunque sabía mucho y podía hablar con claridad, sus patitas temblaban cada vez que intentaba escribir.

El día de la carrera, Tito se acercó al árbol donde se llevaría a cabo el evento. Vio a sus amigos, como Lila la ardilla, que había practicado mucho y estaba lista para mostrar sus habilidades.

"¡Mirá, Tito! ¡He escrito 'nuez'!" - dijo Lila mientras sostenía orgullosamente su cartel.

"¡Qué bien, Lila! ¡Seguro ganarás!" - respondió Tito, sintiéndose un poco inseguro.

"No te preocupes, Tito. Podés hacerlo. Los demás animales también pueden ayudar a los que les cuesta." - le dijo Lila, mientras le guiñaba un ojo.

Durante la carrera, los animales uno tras otro mostraban sus palabras. Al llegar el turno de Tito, su corazón latía con fuerza, y sus patitas comenzaron a temblar. Se acercó al cartel donde debía escribir:

"Voy a escribir...“ – pensó, pero cuando tomó su ramita para escribir, todo se volvió confuso.

Las letras se entrelazaban y acabó escribiendo algo que no tenía sentido. El público comenzó a murmurar.

"¡Mirá, escribió 'ratón' y 'toronja'!" – dijo un erizo señalando la confusión.

"¡No vale!" - gritó un gallo desde el fondo.

Tito se sintió muy triste y pensó en rendirse. Pero entonces notó que Lila había dejado su cartel a un lado para ayudar a otros animales que estaban en problemas como él.

"¿Por qué no pedís ayuda?" - sugirió Lila, viendo la angustia de Tito.

Entonces, Tito levantó la voz:

"¡Chicos! ¿Alguien puede ayudarme a escribir?"

Todos los animales se acercaron. El búho, que sabía mucho sobre letras, propuso:

"¡Hagamos un equipo!"

Tropical, el loro colorido, echó una mano también:

"Yo puedo ayudarte a dictar las palabras y luego mi amiga la tortuga las escribirá más despacio."

Así que todos se unieron porque en Letrópolis así funcionaban, ayudándose los unos a los otros. Tito se sintió aliviado y motivado, finalmente pudo escribir “Amistad”.

Cuando fue el momento de mostrar sus carteles, todos aplaudieron. Tito se sentía querido y apoyado por sus amigos.

"¡Vamos, Tito! ¡Esa es la palabra más importante!" - gritaron sus amigos.

Al final, no importaba quién ganó la medalla, ya que todos aprendieron que la verdadera victoria estaba en ayudar a otros y trabajar juntos. Tito pudo ver que tenía mucho valor, y que el apoyo de sus amigos era fundamental.

Por ello, al finalizar la carrera, el jurado decidió otorgar una medalla a Tito por su valentía y espíritu de equipo. Tito sonrió mientras colocaba la medalla sobre su pecho.

"Esto es solo el comienzo, amigos. Juntos podemos lograr grandes cosas. ¡Gracias por ayudarme!" - les dijo con gratitud.

Desde aquel día, Tito no sólo ganó confianza en sí mismo, sino que se convirtió en un gran amigo que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, haciendo de Letrópolis un lugar aún más especial, donde todos podían brillar.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!