La Gran Carrera de los Animales
En un bosque lleno de color y vida, los animales se reunieron para organizar una gran carrera. La idea fue propuesta por Lila, la tortuga, que siempre había soñado con demostrar que la perseverancia es más importante que la velocidad.
"¡Escuchen todos! Propongo que hagamos una carrera para ver quién es el más rápido de todos", dijo Lila con una gran sonrisa.
Los animales comenzaron a murmurar entre sí. Muchos rieron y se burlaron.
"¿Una carrera? ¿De verdad? Es obvio que el más rápido será el ciervo", dijo Cara, la ardilla, mientras se reía.
"No creo que sea así", intervino Flaco, el caracol. "¡Yo también quiero participar!" La multitud se quedó en silencio, sorprendida por la decisión de Flaco.
Finalmente, se decidió que la carrera se llevaría a cabo el próximo domingo, y todos se pusieron a entrenar. El ciervo, seguro de su triunfo, practicaba todos los días mientras que Lila, la tortuga, mantenía un ritmo constante y perseverante.
El día de la carrera llegó y todos los animales se reunieron alrededor de la gran línea de salida. Flaco, el caracol, llegó un poco preocupado.
"No sé si voy a poder ganar, pero voy a intentarlo", dijo Flaco.
"No te preocupes, amigo", le respondió Lila. "El esfuerzo y la constancia son lo que realmente cuenta."
La carrera comenzó y el ciervo salió disparado como una flecha. Mientras tanto, Lila avanzaba lentamente pero con firmeza.
"¡Vamos Lila! ¡Vamos!", gritaba Flaco desde atrás mientras se movía un poquito más rápido de lo habitual.
El ciervo, tras avanzar unos minutos, decidió descansar bajo un árbol, convencido de que tenía el primer lugar asegurado. "Aún tengo mucho tiempo para ganar", pensó. Mientras tanto, Lila continuó avanzando con su paso tranquilo.
De repente, sin que nadie lo esperara, Cara la ardilla, que había estado nerviosa por el resultado, se acercó al ciervo.
"¡Despertate! Estás perdiendo el tiempo. ¡Lila sigue avanzando!", exclamó.
El ciervo, aturdido, despertó de su siesta y, al ver a Lila acercándose, salió corriendo nuevamente. Sin embargo, se dio cuenta de que Lila era mucho más rápida de lo que había pensado. Mientras tanto, Flaco tenía su propio método. Aunque mudaba despacio, estaba disfrutando el paisaje.
"Miren cuántas flores hermosas hay por aquí", comentó mientras se movía.
De pronto, y contra todo pronóstico, Lila alcanzó al ciervo que todavía intentaba recuperarse, y le dijo:
"La carrera no se trata solo de ser rápido. Se trata de seguir adelante y no rendirse."
El ciervo miró a Lila y sintió vergüenza. Había subestimado la determinación de la tortuga y el esfuerzo de Flaco. Entonces, aunque intentó acelerar su paso, se dio cuenta de que el tiempo había pasado. Lila cruzó la línea de meta mientras el ciervo llegaba a su lado. Flaco, por su parte, llegó justo detrás de ellos, contento por haber participado.
Todos los animales aplaudieron y vitorearon a Lila, la tortuga, por su victoria inesperada.
"¡Sos la campeona!", gritaron.
Lila sonrió y dijo:
"La victoria no es solo mía, es de todos nosotros que hemos participado. Nunca se trata solo de ganar, sino de esforzarnos y disfrutar el camino.",
El ciervo, comprendiendo la lección, se acercó a Lila.
"Perdón por subestimarte. Nunca pensé que podrías ganar. Aprendí que la velocidad no lo es todo".
Lila, con amabilidad, respondió:
"Y yo aprendí que todos tenemos nuestras fortalezas. La constancia puede ser más poderosa que la velocidad en muchas ocasiones."
A partir de ese día, los animales se unieron para correr, jugar y celebrar el esfuerzo de cada uno, sin importar cuál fuera su velocidad. La gran carrera se convirtió en una tradición, y todos esperaron con ansias la próxima edición, sabiendo que el verdadero valor estaba en la participación y el disfrute en cada paso de la carrera.
FIN.