La Gran Carrera de los Números Ordinales



En un hermoso día soleado, en la ciudad de Autolandia, se iba a llevar a cabo la Gran Carrera de los Números Ordinales. Todos los coches estaban listos y emocionados por participar: el Auto Uno, el Auto Dos, Auto Tres, y así hasta el Auto Diez. Cada uno tenía su propio estilo y color, ¡y ahora se preparaban para demostrar quién era el más rápido en la pista!"¡Estoy tan emocionado! ¡Hoy voy a ganar!" - gritó el Auto Uno, mientras se ajustaba su gorra de conductor.

"No tan rápido, Uno. Yo voy a ser el primero hoy, ¡ya verás!" - respondió el Auto Dos, con su motor rugiendo de alegría.

Los autos se alinearon en la línea de salida. El Gran Reloj del Tiempo se levantó y, al sonar la campana, ¡la carrera comenzó!

El Auto Uno salió disparado, tomando la delantera, ¡pero no se sintió seguro por mucho tiempo! De repente, el Auto Tres lo superó en una curvasuela.

"¡Oh no!" - exclamó el Auto Uno. "¡Eres muy rápido, Auto Tres!"

El Auto Tres sonrió y continuó acelerando hacia adelante. Pero en la próxima vuelta, el Auto Cuatro lo alcanzó y lo pasó.

"¡Genial! ¡Yo soy el segundo ahora!" - gritó el Auto Tres mientras el Auto Cuatro se esforzaba por ganar velocidad.

De repente, el Auto Cinco fue derrapando hacia la curva, aunque tuvo un pequeño incidente al tropezar con una piedra. ¡Los demás autos lo miraron con sorpresa!"¡Cuidado, Cinco!" - gritaron los autos detrás de él, mientras el Auto Cinco se recuperaba rápidamente.

"¡No me rendiré! Voy por la medalla de honor hasta el quinto lugar", dijo el Auto Cinco, decidido a continuar.

Todo iba muy bien hasta que al final de la pista apareció un obstáculo inesperado: un gran charco. Todos los autos tuvieron que frenar.

"¡Oh no! Eso no estaba en el plan!" - se quejó el Auto Seis, intentando calcular cómo pasar sin mojarse.

"No te preocupes, Seis. Saldremos juntos de esto" - le dijo el Auto Siete, que ya tenía un plan para saltar el charco.

Mientras tanto, el Auto Ocho se excitó demasiado y zigzagueó. ¡Casi se sale de la pista!"¡Vamos, Ocho! Concéntrate."

"Estoy concentrado, seiscientos por hora!" - se defendió el Auto Ocho entre risas.

Finalmente, el Auto Nueve, con toda su valentía, se lanzó a cruzar el charco primero, y logró salvarse de empaparse, alcanzando el liderazgo en la carrera. Esto hizo que los otros autos se motivaran a seguir su ejemplo.

La carrera estaba llegando a su fin. El Auto Diez, quien al principio había estado un poco nervioso, decidió apretar el acelerador y mostrar de qué estaba hecho.

"¡Yo quiero llegar al décimo lugar!" - dijo el Auto Diez con determinación.

En la última recta, el Auto Uno tomó nuevamente la delantera, siendo el primero en llegar a la meta. Junto a él llegaron el Auto Dos y el Auto Tres, superando de forma espectacular la línea de llegada.

"¡He ganado!" - gritó el Auto Uno, mientras el público aplaudía efusivamente. "Soy el primero."

"¡Felicitaciones, Uno!" - gritaron los demás autos, envidia y admiración en sus ojos.

Más tarde, el jurado anunció los resultados de la carrera:

"En primer lugar: Auto Uno! En segundo lugar: Auto Dos! En tercer lugar: Auto Tres!"

"¿Y en cuarto lugar?" - preguntó el Auto Cuatro. "aquí estoy yo, bien parado. ¡Eso cuenta!"

"¡Exacto! Cada uno tiene su lugar en esta carrera, desde el primero hasta el décimo lugar!" - explicó el jurado.

Al finalizar la carrera, todos los autos comprendieron que lo más importante no era ganar, sino disfrutar del viaje y aprender a trabajar en equipo.

Con las medallas colgadas al cuello de cada auto, el Auto Uno, el Auto Dos, el Auto Tres, hasta el Auto Diez celebraron juntos.

"Todos somos ganadores en esta carrera de los números ordinales!" - dijo el Auto Cuatro con una sonrisa.

Y así, en Autolandia, no solo aprendieron sobre los números ordinales, sino también sobre la amistad y el trabajo en equipo. Desde ese día, cada vez que alguien decía: "¿Quién es primero?", todos sabían exactamente qué responder. ¡Y esa respuesta siempre venía acompañada de una gran sonrisa!

FIN.

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