La gran carrera de Lucas y sus amigos
Había una vez en un lejano y encantador valle, un grupo de animales muy curiosos y traviesos que vivían en armonía.
Entre ellos se destacaba Lucas, el conejo más rápido de todos, con unas orejas tan largas que podía escuchar hasta el susurro del viento entre los árboles. Un día soleado, Lucas decidió organizar una carrera para determinar quién era el animal más veloz del valle.
Todos los animales estaban emocionados por participar, desde la ágil liebre hasta el veloz colibrí. La noticia se esparció como reguero de pólvora y pronto todo el valle estaba alborotado. "¡Atención, amigos! -anunció Lucas con entusiasmo-. Hoy demostraremos quién es el más rápido de todos en esta competencia sin igual.
"Los participantes se alinearon en la línea de partida: la tortuga con su caparazón reluciente, el ciervo con sus elegantes cuernos y la ardilla con su cola esponjosa.
El murmullo de los espectadores llenaba el ambiente mientras aguardaban ansiosos por presenciar la carrera. Al dar la señal de inicio, los animales salieron disparados como flechas lanzadas al aire. La liebre saltaba con gracia, la serpiente se deslizaba sigilosa y el zorro corría astuto entre los árboles.
Pero Lucas mostraba una velocidad impresionante, dejando atrás a todos sus competidores. A mitad de carrera, apareció un obstáculo inesperado: un río caudaloso que debían cruzar para llegar a la meta.
Algunos animales dudaron ante el desafío, pero Lucas no vaciló ni un segundo. Con un salto prodigioso logró atravesar las aguas turbulentas y continuar su camino hacia la victoria. Mientras tanto, la tortuga avanzaba lentamente pero con determinación; sabía que su fortaleza residía en su constancia y perseverancia.
El resto de los animales luchaban por seguir el ritmo frenético impuesto por Lucas, quien parecía imparable en su afán por llegar primero.
Finalmente, cuando ya casi alcanzaban la meta, ocurrió algo inesperado: una densa niebla cubrió repentinamente todo el valle, dificultando la visión de los corredores. Los animales se detuvieron desconcertados ante este nuevo desafío inesperado. "¿Qué hacemos ahora?" -preguntó nerviosa la ardilla. "Tranquilos amigos" -respondió Lucas con voz serena-.
"Juntos encontraremos una solución para superar este obstáculo. "Con astucia y trabajo en equipo, los animales lograron orientarse en medio de la niebla espesa y retomar su rumbo hacia la meta final.
Fue entonces cuando ocurrió algo sorprendente: cruzaron juntos la línea de llegada tomados de las patas formando una cadena solidaria. La multitud estalló en vítores y aplausos al presenciar aquel gesto tan emotivo entre los corredores.
No importaba quién había llegado primero o último; lo importante era haber demostrado compañerismo y amistad en cada paso del recorrido. Desde ese día, en adelante todos los animales del valle aprendieron que no siempre ganar es lo más importante; lo crucial es saber trabajar juntos superando cualquier obstáculo que se presente en el camino.
Y así fue como Lucas pasó a ser conocido como "el conejo más veloz pero también más solidario" del hermoso valle donde habitaban. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!
FIN.