La Gran Carrera de Pequeños Sueños
Era un hermoso día soleado en el pueblo de Colorín, donde todos los habitantes eran animales de distintas especies. En el centro del pueblo, se estaba organizando la Gran Carrera de Pequeños Sueños. La emocionante noticia había corrido de boca en boca y todos estaban entusiasmados.
Entre los participantes, estaba Lila, una pequeña tortuga con grandes ganas de vivir aventuras. Siempre había soñado con ser rápida como el viento, pero sabía que su caparazón la hacía un poco más lenta que los demás.
"¿Por qué no te quedas en casa? No ganarías", le dijo Max, el ágil conejo, cuando vio a Lila entrenando.
Lila levantó la cabeza y sonrió:
"Porque no se trata solo de ganar, Max. Se trata de disfrutar y aprender."
Los otros animales se reían entre sí, pero Lila no se desanimó. Se dedicó a entrenar cada día, visualizando su meta. De repente, se le ocurrió una idea:
"Voy a hacer algo diferente. ¡Voy a ser creativa en mi carrera!"
Decidió usar su caparazón como un pequeño lugar donde podía llevar algo especial: semillas de flores. Así podría lanzar las semillas mientras corría y embellecer el camino. Ella imagina como la carrera se convertiría en un hermoso jardín en lugar de solo una competencia.
El día de la carrera, todos los animales se alinearon en la línea de partida. Lila se sintió un poco nerviosa, pero su emoción era aún mayor.
"¡A la cuenta de tres! Uno, dos, ¡tres! ¡Fuera!"
La multitud aplaudía mientras los corredores salían disparados. Max se adelantó rápidamente y estaba convencido de que ganaría sin esfuerzo. Pero Lila se mantuvo en su propio ritmo, lanzando semillas a cada paso. Los otros animales la miraban extrañados.
"¡Miren a la tortuga!", exclamó un pájaro.
"¿Por qué no corre más rápido?", dijo otro.
Poco a poco, Lila comenzó a notar algo sorprendente. Las semillas que lanzaba estaban germinando inmediatamente, y pequeñas flores empezaron a brotar a lo largo del camino. Todo el mundo estaba maravillado.
"¿Qué está pasando aquí?", gritó Max, mientras intentaba mantenerse adelante.
A medida que corría, las flores llenaban el aire con un dulce aroma y comienzaban a atraer mariposas y pájaros. Esto hacía que los corredores se distrajeran, incluso Max, quien se detuvo a admirar lo que sucedía a su alrededor.
"¡Wow! Esto es increíble. ¿Lila, hiciste eso?"
Lila, aunque no era la más rápida, había creado un hermoso lugar para todos. Mientras Max se distraía, otros animales empezaron a parar también, disfrutando de la belleza que Lila había creado.
Al final, Lila cruzó la línea de meta entre risas y aplausos. Max, un poco avergonzado, se acercó a ella.
"Lila, creo que me equivoqué. Lo que hiciste es mágico."
Lila sonrió.
"No se trataba de ganar. Se trataba de compartir mis sueños, y tú también deberías hacer lo mismo, Max."
La Gran Carrera de Pequeños Sueños terminó siendo un gran evento donde todos aprendieron que, a veces, lo más importante no es ganar, sino disfrutar del camino y hacer que el viaje sea especial.
Desde aquel día, el pueblo de Colorín se convirtió en un lugar aún más hermoso, lleno de flores gracias a Lila y sus semillas mágicas. Max, por su parte, comenzó a entender que hacer lo que uno ama es la verdadera victoria.
Así, el pueblo vivió feliz, y cada año celebraban la Gran Carrera de Pequeños Sueños, recordando el día en el que Lila, la tortuga, unió a todos los animales con su creatividad y buen corazón. Y si te encuentras un día en el pueblo de Colorín, escucha el murmullo de los animales y quizás veas a Max corriendo con una corona de flores en su cabeza, compartiendo su propio pequeño sueño.
Y así, colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.