La Gran Carrera de Tobi
Érase una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Tobi que soñaba con ser piloto de autos desde que pudo recordar. Su papá le había contado historias de grandes carreras y autos veloces, y Tobi siempre se imaginaba a sí mismo cruzando la meta en primer lugar. Un día, el papá de Tobi le dijo:
"Tobi, habrá una carrera este fin de semana, te gustaría participar?"
Tobi no podía creerlo. Se le iluminó el rostro y gritó:
"¡Sí, sí! ¡Quiero correr!"
Sin embargo, había un pequeño problema. Tobi no tenía auto. Su padre, viendo su entusiasmo, decidió traer su viejo auto de carreras que había estado guardado en el garaje.
"Es un poco viejo, pero creo que aún puede funcionar para una carrera, ¿qué te parece?"
Tobi asintió con emoción y comenzó a prepararlo. Pasó toda la semana limpiando, pintando y ajustando cada tornillo, mientras soñaba con el día de la carrera.
Finalmente llegó el día. El circuito estaba lleno de espectadores. Entre ellos estaba su amigo Lucas, que lo apoyaba desde las gradas.
"¡Vamos, Tobi! ¡Eres el mejor!" gritó Lucas.
Antes de la carrera, Tobi se sintió un poco nervioso. Mientras esperaba en línea de partida, miró a otros pilotos que tenían autos impresionantes. Se dio cuenta de que su auto no era tan bonito ni moderno como los demás. Entonces, pensó:
"No importa, voy a dar lo mejor de mí. Solo necesito concentrarme en manejar."
La carrera comenzó y Tobi, con su corazón latiendo a mil por hora, aceleró al máximo. Al principio, estaba en los últimos puestos, pero empezó a recordar todas las lecciones que había aprendido de su papá sobre manejar.
"Mantén la calma, Tobi, y no te dejes llevar por la velocidad de los demás", se dijo a sí mismo.
Fue avanzando poco a poco, ganando posiciones. La multitud aplaudía.
"¡Vamo' Tobi! ¡Cada vez más cerca!" gritaba Lucas.
Sin embargo, justo cuando estaba en segundo lugar, un piloto muy rápido llamado Bruno lo superó. Tobi se sintió desanimado, pero recordó una frase que siempre decía su papá:
"No importa cuántas veces te caigas, lo importante es levantarse y seguir luchando."
Decidido a no rendirse, Tobi ajustó su estrategia y trató de imitar la técnica de Bruno. Se dio cuenta de que, si mantenía su auto en la pista y no se dejaba distraer, podría alcanzar a Bruno.
A medida que se acercaban a la última vuelta, Tobi ganó confianza. Se mantuvo firme en la curva, y con un golpe de acelerador, logró superar a Bruno justo antes de la última recta. La multitud rugía de emoción.
"¡Sigue así, Tobi! ¡Estás casi allí!"
Lucas gritó de la emoción.
Y así fue, con los ojos vueltos en la línea de meta, Tobi cruzó primero. Todo parecía un sueño, la multitud estalló en vítores y aplausos. Tobi no podía creer que había ganado su primera carrera.
Después de la carrera, recibió un trofeo brillante y un montón de abrazos de su papá y amigos.
"¡Lo lograste, Tobi! Estoy tan orgulloso de vos", le dijo su papá, emocionado.
"Gracias, papá. Pero esto también es gracias a ti, por enseñarme a no rendirme."
Desde ese día, Tobi continuó participando en más carreras y nunca dejó de soñar en grande. Aprendió que lo más importante no era solo ganar, sino amar lo que hacía y perseverar, sin importar la situación. Y lo más valioso de aquella aventura fue que nunca se dio por vencido, convirtiéndose en un ejemplo para todos los que lo conocían.
Así, Tobi no solo ganó una carrera, sino que también se ganó el corazón de todos en el pueblo, mostrando que los sueños se pueden alcanzar si se está dispuesto a luchar por ellos.
FIN.