La Gran Carrera del Corazón
En un pequeño y colorido pueblo llamado Maracena, había un colegio llamado Sagrado Corazón. Todos los niños del colegio estaban emocionados, porque el próximo viernes 18 se iba a llevar a cabo una carrera benéfica. Pero, esta no era una carrera común, ¡era una carrera del corazón!
El aviso de la carrera decoraba toda la escuela:
"¡Ven a ser parte de la Gran Carrera del Corazón! Pueden participar todos, desde los más pequeños hasta los más grandes. Cada paso ayuda a alguien más."
Esa mañana, en el patio del colegio, se encontraban dos amigos inseparables: Lucas y Sofía.
"¿Te parece si participamos juntos en la carrera?" - preguntó Lucas emocionado.
"Claro, pero no soy muy buena corriendo..." - respondió Sofía con un poco de timidez.
"No importa, Sofi. Lo importante es participar y divertirse. Además, podemos entrenar juntos esta semana para estar listos" - dijo Lucas con una gran sonrisa.
Y así, comenzaron a entrenar. Todos los días después de clases, se reunían en el parque para practicar. Lucas contaba chistes para hacer reír a Sofía mientras corrían, creando un ambiente divertido, y, aunque a veces se fatigaban, nunca se rendían.
Un día, mientras entrenaban, conocieron a Pato, un pato muy simpático que se paseaba por el parque. Pato los miraba divertido mientras corrían.
"¿Por qué corren tanto?" - preguntó el pato, moviendo la cabecita.
"¡Es porque vamos a correr en una carrera benéfica!" - exclamó Sofía.
Pato, sorprendido, quiso unirse a ellos, así que los tres empezaron a correr juntos.
Mientras se acercaba el día de la carrera, Lucas y Sofía se dieron cuenta de que muchos de sus amigos no se animaban a participar.
"¿Por qué no vienen a correr con nosotros?" - les preguntó Sofía a sus compañeras, Lila y Tomás.
"No sé, chicos. Puede ser difícil..." - dijo Lila, con los ojos bajos.
"Pero es por una buena causa y lo más importante, podrá hacerse el ejercicio y crear un montón de recuerdos juntos" - comentó Lucas, tratando de motivarlos.
Al ver el entusiasmo de sus amigos, Lila y Tomás decidieron unirse, y poco a poco todos se sumaron a la Gran Carrera del Corazón. Sin embargo, un día, en el parque, mientras practicaban, notaron algo extraño.
"¡Miren!" - gritó Sofía. "¡Pato está en problemas!"
El pato había caído en un pequeño charco y no podía salir. Rápidamente, Sofía y Lucas se lanzaron al agua y con mucha ayuda, lograron sacar a Pato.
"Muchas gracias, amigos. Yo solo quería entender por qué corrían tanto" - dijo Pato, aún temblando.
"Ahora eres parte de nuestro equipo, Pato" - le sonrió Lucas. "¡Vas a correr con nosotros en la carrera!"
El viernes 18 llegó y todo el colegio se reunió para la Gran Carrera del Corazón. Había pancartas, música y la energía estaba por las nubes. Sofía, Lucas y Pato, junto con todos sus amigos, estaban listos.
"Recuerden, no se trata de quién llega primero, sino de ayudar a los que lo necesitan" - dijo la profesora Ana, que estaba organizando el evento.
Al sonar el pitido, todos comenzaron a correr. Sofía dejó de lado su miedo y se sintió fuerte, mientras Pato corría a su lado, o mejor dicho, nadaba en el aire.
Cada kilómetro que corrían, los niños recordaban a quiénes estaban ayudando con su esfuerzo. La meta no solo era llegar, sino hacer del mundo un lugar mejor.
Luego de un rato, llegaron a la línea de meta exhaustos pero felices. Todos sonreían y se abrazaban.
"Lo logramos, chicos. ¡Fue divertidísimo!" - gritaron juntos.
Pato, jadeando y un poco empapado, dijo: "Me encantó correr con ustedes, ¡y aunque tenga plumas, tengo un gran corazón!"
Desde ese día, Sofía y Lucas aprendieron que lo importante no es solo la carrera, sino el amor y el compañerismo que se crea cuando se trabaja juntos por una buena causa. Y Pato, seguramente ahora se consideraba un campeón del corazón.
Y así, con nuevas aventuras por delante, los tres amigos se fueron a disfrutar el resto del día sabiendo que habían hecho algo grandioso, no solo por ellos, sino por toda la comunidad.
FIN.