La Gran Carrera del Jardín
En un hermoso jardín lleno de flores y árboles frutales, vivían tres amigos inseparables: Pío el pájaro, Lía la liebre y Tito el tortugo. Cada mañana, jugaban en el parque, aprendiendo y disfrutando de la naturaleza.
Un día, mientras correteaban, Lía tuvo una idea brillante.
"¡Chicos, hagamos una carrera hasta el árbol más alto!" - propuso emocionada.
"¡Eso suena genial!" - exclamó Pío.
"¡Sí! ¡Pero yo soy muy lento, no tengo chance!" - dijo Tito, un poco triste.
"No te preocupes, Tito. Lo importante es participar y divertirnos juntos" - lo animó Lía.
Y así, los tres amigos decidieron que el día siguiente sería el gran día de la carrera. Lía, siendo la más rápida, se sentía segura de ganar. Pío, que volaba alto, pensaba que podría llegar al árbol con un par de aletazos. Pero Tito, el tortugo, tenía un plan diferente.
Cuando llegó el día de la carrera, todos los animales del jardín se reunieron para ver quién sería el campeón. Lía se estiraba, lista para correr, mientras que Pío volaba de un lado a otro, emocionado por la competencia. Tito, aunque se movía despacio, estaba decidido a no rendirse.
"En sus marcas, listos, ¡fuera!" - gritó un pequeño sapo actora del evento.
Lía salió disparada como un rayo, con su pelaje al viento. Pío voló alto y rápido, siguiendo de cerca. Pero Tito permaneció en su lugar, sonriendo.
"Voy a tomarme mi tiempo" - murmuró Tito.
Los dos amigos líderes fueron cada vez más lejos. Cuando llegaron a la mitad del camino, Lía decidió detenerse.
"¡Qué divertido! Voy a descansar un momento bajo este árbol" - dijo, disfrutando de la sombra.
Pío, al ver que Lía se había detenido, quiso hacer lo mismo.
"¡Vamos a descansar un ratito!" - propuso, y juntos se sentaron.
Mientras tanto, Tito seguía avanzando, paso a paso, concentrándose en su meta. Los otros animales empezaron a murmurar.
"¿Dónde están Lía y Pío? ¿Tito va a ganar?" - preguntaban con curiosidad.
Lía y Pío estaban tan cómodos en la sombra que empezaron a charlar sobre qué harían después de la carrera, mientras Tito seguía avanzando.
Finalmente, después de descansar unos momentos, Lía dijo:
"¿Dónde está Tito? Tenemos que volver a la carrera" - se preocupó.
"Oh no, es cierto, hay que seguir. Vamos!" - le respondió Pío, sorprendido.
Justo en ese momento, vieron a Tito acercándose lentamente pero firmemente al árbol.
- “Mirá, ¡Tito está casi ahí! ” - exclamó Lía.
Asustados por haber perdido tanto tiempo, Lía y Pío comenzaron a correr, pero ya era tarde. Tito dio su último paso y cruzó la línea de meta.
"¡Lo logré!" - gritó Tito, emocionado y feliz.
Lía y Pío llegaron justo después, agitados.
"¿Tito, ganaste?" - preguntó Lía, con una mezcla de sorpresa y admiración.
"Sí, gracias a que no me rendí y seguí avanzando a mi ritmo" - dijo Tito, sonriendo.
Los amigos se abrazaron y celebraron juntos.
- “¡Qué importante es la perseverancia! ” - reflexionó Lía, mientras miraba a Tito.
Desde ese día, los tres amigos aprendieron que no siempre se trata de ser el más rápido o el más fuerte, sino de ser constante y no rendirse. Y lo más importante, que siempre es mejor disfrutar del camino junto a los amigos.
Y así, en su hermoso jardín, Lía, Pío y Tito siguieron jugando y aprendiendo juntos, recordando siempre la gran carrera del jardín.
FIN.