La Gran Carrera del Pantano



Había una vez en un vasto y verde pantano, donde el sol brillaba y las aguas eran cristalinas, tres amigos muy peculiares: un Cocodrilo llamado Tómas, un Caimán llamado Rocco y un León llamado Leo. A pesar de que el lugar era más conocido por sus reptiles, Leo siempre había sido aceptado por la comunidad, gracias a su carácter divertido y amistoso.

Un día, mientras pasaban el rato en la ribera del pantano, algo inusual sucedió. Tómas, el Cocodrilo, tuvo una idea: "¡Chicos, y si hacemos una carrera hasta el gran árbol de mango en el centro del pantano! ? ¡Sería muy divertido!"-.

Rocco, el Caimán, siempre competitivo, estuvo de acuerdo: "¡Yo creo que puedo ganarle a los dos! Soy el más rápido en el agua"-. Pero Leo, el León, que tenía una gran confianza en sí mismo, replicó: "No tan rápido, Rocco. ¡Soy el rey de la selva! También puedo ser rápido"-.

Así que acordaron que la carrera se llevaría a cabo al día siguiente. Los tres amigos pasaron la noche soñando con la gloria de la victoria. Cuando llegó la mañana, el cielo estaba despejado y el ambiente era perfecto para la competencia.

Mientras se alineaban en la línea de partida, Tómas observó su entorno. "Chicos, recordemos que lo más importante es divertirnos. La victoria es solo un añadido"-. Pero Leo y Rocco estaban más concentrados en ganar que en disfrutar.

"¡Listos! ¡Fuera!"- gritó Tómas, y los tres salieron disparados hacia el árbol de mango. Tómas se deslizó ágilmente por el agua, mientras que Rocco lo seguía de cerca, nadando con facilidad. Leo, confiado, se adentró en la selva a toda velocidad.

Sin embargo, mientras corría, Leo se topó con un terreno resbaladizo. "¡Oh, no!"- gritó mientras caía al barro. "¡Ayuda!" -.

Al escuchar el grito de su amigo, tanto Tómas como Rocco se detuvieron. Rocco, aunque empecinado en ganar, miró a Leo y dijo: "No puedo dejarlo solo"-.

"Yo tampoco"- contestó Tómas, y sin pensarlo dos veces, ambos se dirigieron hacia donde estaba Leo.

"Gracias, amigos, pero ¡no se preocupen por mí! ¡Vayan!"- exclamó Leo, tratando de levantarse.

Pero Tómas insistió: "¡Lo importante es que estamos juntos!"- Y Rocco asintió: "Exactamente. No puedo dejar a un amigo atrás"-.

Decidieron ayudar a Leo a limpiarse del barro y a levantarse. Al final, aunque sabían que no tenían posibilidades de ganar, los tres se rieron y continuaron con la carrera, ahora juntos.

Mientras corrían en grupo, compartieron historias y risas. Al llegar al gran árbol de mango, se dieron cuenta de que no importaba quién había ganado, porque habían disfrutado del tiempo juntos.

"La verdadera victoria fue nuestra amistad"- sonrió Tómas, y los otros dos asintieron, comprendiendo que lo importante no era competir, sino disfrutar del viaje y apoyarse mutuamente.

Y así, los tres amigos aprendieron una valiosa lección: en la vida, lo más importante es tener amigos que te acompañen, y que, a veces, el verdadero triunfo es estar juntos y disfrutar de cada momento.

Desde ese día, Tómas, Rocco y Leo siguieron explorando el pantano, siempre recordando que la amistad vale más que cualquier carrera, y que apoyarse unos a otros es lo que realmente hace la vida especial.

FIN.

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