La Gran Carrera Familiar
Había una vez una familia muy especial, conformada por Silvia la abuela, Ernesto el abuelo y sus cinco nietos: Agustin, Catalina, Mateo, Pilar y Oli. También había un amigo de la familia llamado Martincho el canoso.
Un día, mientras todos se encontraban reunidos en el jardín de la casa de los abuelos, Agustin propuso organizar una carrera para ver quién era el más veloz. Todos aceptaron emocionados y se pusieron a entrenar durante toda la semana.
El día de la carrera llegó y todos estaban ansiosos por competir. Agustin estaba seguro de que ganaría debido a su gran habilidad para correr. Sin embargo, cuando comenzó la carrera algo inesperado sucedió.
Catalina tropezó con una piedra y cayó al suelo lastimándose. Todos se detuvieron preocupados por ella pero fue Mateo quien actuó rápidamente llevándola hasta los brazos amorosos de Silvia quien calmó su dolor con unos besitos mágicos en las rodillas.
Agustin se dio cuenta que no todo era ganar sino también cuidar a los demás miembros del equipo. El resto decidió continuar sin Catalina pero cuando estaban a mitad del camino Pilar se torció un tobillo quedando imposibilitada para seguir adelante.
Martincho el canoso sugirió que lo importante no era ganar sino ayudarse mutuamente en momentos difíciles como ese. Así que entre todos decidieron cargar a Pilar hasta llegar juntos al final del recorrido.
La experiencia les enseñó que trabajar en equipo es mucho más valioso que cualquier victoria individual y que siempre es mejor apoyarse mutuamente cuando alguien necesita ayuda.
Desde ese día, la familia se volvió más unida y cada uno aprendió a valorar las habilidades y fortalezas de los demás. Además, comenzaron a buscar formas creativas de ayudarse entre sí en cualquier circunstancia. La carrera fue solo el comienzo de una serie de aventuras que vivieron juntos como una familia unida y amorosa.
Y así, todos aprendieron que lo importante no es ganar sino disfrutar del camino junto a quienes amamos.
FIN.