La Gran Carrera Hospitalaria


Había una vez en un lejano hospital, un valiente niño llamado Tomás, quien se encontraba atrapado en un pasillo rojo y angosto, con puertas cerradas y entidades hostiles persiguiéndolo.

Sin saber qué hacer, decidió correr con todas sus fuerzas, esquivando obstáculos y mesas que se tiraban en las puertas para detenerlo. Con cada paso, su corazón latía con fuerza, pero su determinación lo impulsaba a no rendirse, y así continuó su recorrido.

-¡No puedo detenerme ahora! -pensaba Tomás, mientras esquivaba los obstáculos con agilidad. A lo lejos, divisó una luz brillante y decidió dirigirse hacia ella, con la esperanza de encontrar una salida. Sin embargo, al acercarse, se encontró con una puerta enorme y pesada que bloqueaba su camino.

Sin desanimarse, buscó una forma de abrirla, y con todas sus fuerzas, logró moverla lo suficiente para pasar al otro lado. Al hacerlo, se encontró en un precioso jardín, lejos de peligros y en compañía de árboles y animales amigables.

-¡Lo logré! -exclamó Tomás, lleno de alegría y satisfacción. En ese momento, se dio cuenta de que, aunque las dificultades parecieran insuperables, con determinación y valentía, siempre habría una luz al final del túnel.

Con esa lección en el corazón, Tomás regresó al hospital, sabiendo que nunca más se rendiría ante los desafíos que la vida le presentara.

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