La Gran Competencia Animal
Era un hermoso día en la selva. Todos los animales estaban emocionados porque se iba a realizar la Gran Competencia Animal. Había cuatro participantes principales: Elefante, Jirafa, Mono y Canguro. Cada uno tenía habilidades muy especiales que lo hacían único.
El Elefante, con su gran tamaño y fuerza, era conocido por ser muy inteligente. La Jirafa se destacaba por su altura y su capacidad de alcanzar las hojas más superadas de los árboles. El Mono, ágil y juguetón, era el rey de las acrobacias, y el Canguro, con sus potentes patas, era el rey del salto.
"¡Estoy listo para demostrar mi fuerza!" - dijo el Elefante, inflando su trompa con orgullo.
"¡Yo puedo alcanzar las hojas más altas y llegar a la meta en un abrir y cerrar de ojos!" - respondió la Jirafa, inclinando su largo cuello para saludar.
"¡Yo haré saltos espectaculares y todos quedarán impresionados!" - dijo el Canguro, dando un par de saltitos emocionados.
"¡Yo voy a hacer acrobacias que dejarán a todos boquiabiertos!" - añadió el Mono, balanceándose de una rama a otra.
La competencia comenzó con la prueba de fuerza. El Elefante empujó grandes troncos y todos lo aplaudieron.
"¡Increíble, Elefante!" - gritó el Mono.
Luego fue el turno de la Jirafa, que empezó a estirarse para recoger las hojas más altas.
"¡Buen trabajo, Jirafa! Eres impresionante!" - dijo el Canguro, mirando maravilla.
El Canguro se preparó para la prueba de saltos y dio un salto espectacular, alcanzando una altura tremenda. Todos se sorprendieron.
"¡Excelente, Canguro!" - dijo el Elefante, palmoteando con su trompa.
Finalmente, fue el turno del Mono, que hizo giros y acrobacias en el aire, incluso logró hacer un triple salto mortal en una rama.
"¡Qué talento tienes, Mono!" - exclamó la Jirafa, aplaudiendo con entusiasmo.
Los animales estaban entusiasmados, pero al final del día, había que decidir quién sería el ganador. Sin embargo, el jurado, formado por los más sabios de la selva, decidieron premiar a todos por sus habilidades únicas.
"Todos ustedes son increíbles en lo que hacen. Cada uno de ustedes tiene talentos especiales que aportan algo diferente a nuestra selva. ¡Así que todos son ganadores!" - anunció el sabio Búho, sabiendo que cada uno había brillado en su especialidad.
"¡Eso es genial!" - dijo el Mono. "Nos ayudamos entre todos, y eso es lo que importa."
"Tenés razón, Mono. Cada uno debe brillar a su manera" - dijo el Elefante, sonriendo.
Así, los cuatro amigos se abrazaron, felices por sus talentos y la unión que habían creado en la competencia. Aprendieron que más que competir, lo importante era celebrar sus diferencias y el apoyo mutuo.
Desde entonces, cada vez que se organizaba una competencia, todos los animales de la selva recordaban que cada uno era especial a su manera. Y así, juntos hicieron de la selva un lugar más feliz y lleno de respeto por las habilidades de cada uno.
FIN.