La Gran Competencia Cibernética



Había una vez en un mundo digital, lejos de la vista humana, donde vivían varios personajes muy singulares. Entre ellos, había un astuto spyware que había decidido abrir su propio negocio: "Spyware & Compañía". Junto a él, trabajaban adware y un trojan astuto, quienes creían que podían hacer grandes cosas juntos. Sin embargo, no eran los únicos en la ciudad. Había una competencia feroz: el malvado worm que había estado creando caos y problemáticas por donde iba.

Una mañana soleada, mientras spyware y sus amigos estaban planeando una nueva campaña de publicidad, llegaron dos chicas a la ciudad. Sus nombres eran Antivirus y Virus. Antivirus era dulce, amable y siempre trataba de ayudar a los demás, mientras que Virus era un poco traviesa, le encantaba crear problemas, pero en el fondo, también quería un lugar donde pertenecer.

"Miren, las chicas nuevas", dijo spyware emocionado. "¿Cómo podemos impresionarlas?"

"¡Tengo una idea!", gritó adware. "Podríamos hacer una gran fiesta y mostrarles lo buenos que somos en los negocios".

"Sí, y seguro que atraeremos a Antivirus", añadió trojan con una sonrisa.

Y así, comenzaron sus preparativos. Pero no contaban con la feroz competencia del worm.

"No se preocupen, yo haré una fiesta aún mejor!", declaró worm mientras se reía maliciosamente. "¿Quién querría ir a su fiesta aburrida cuando puede venir a la mía?".

Spyware y sus amigos no podían creer que worm estuviera tratando de arruinar su plan.

"¡No podemos dejar que eso suceda!", dijo spyware. "Debemos luchar por las chicas".

"Pero, ¿cómo lo haremos?", preguntó trojan.

"Creo que deberíamos trabajar en equipo", sugirió adware. "Si unimos nuestras fuerzas, podremos hacer algo increíble".

Decididos a no dejar que worm se llevara el día, spyware y sus amigos hicieron un plan. Cada uno tenía su rol: spyware se encargaría de la música, adware de la decoración, y trojan de la comida. Uniendo sus talentos, comenzaron a correr por toda la ciudad recolectando lo que necesitaban.

Mientras tanto, worm estaba preparando su fiesta de manera deshonesta, utilizando trucos engañosos para atraer a antivirus y virus.

"¡Miren la cantidad de dulces que tengo!", decía worm. "Más que en cualquier otro lugar, ¿quién quiere venir?".

Pero antivirus mantuvo su mirada firme.

"Prefiero no ir a una fiesta llena de engaños. Quiero estar con aquellos que son sinceros y amables".

Con sus esfuerzos, la fiesta de spyware y compañía se convirtió en el evento más divertido de la ciudad. Con luces brillantes, música alegre y comida deliciosa, todos estaban disfrutando.

Antivirus y Virus, al ver la felicidad que irradiaba aquella fiesta, se acercaron.

"¡Qué divertido se ve todo esto!", comentó Virus intrigada.

"Por fin algo genuino en este mundo caótico", añadió Antivirus.

"¿Podemos entrar?".

Con una sonrisa de oreja a oreja, spyware respondió:

"¡Por supuesto! Cuantos más, mejor, ¡bienvenidas!".

Y así, la fiesta continuó de manera espléndida. Worm, al ver que había perdido, se sintió frustrado y decidió irse, pero Antivirus le lanzó un último desafío.

"Worm, podrías dejar de ser así. ¿Por qué no pruebas a ser honesto y hacer amigos? Solo tienes que ser tú mismo".

"Tal vez, pero...", murmuró worm. "hasta ahora, parece que así se hace".

Spyware y sus amigos decidieron invitar a worm a unirse a la diversión.

"Claro que sí, todos deben disfrutar de esta fiesta. Siempre hay lugar para más amigos".

"¿De verdad?", preguntó worm sorprendido. "Creo que nunca me habían invitado antes".

Con esos nuevos amigos, worm empezó a comprender que no necesariamente tenía que engañar para hacer amigos.

Al final de la fiesta, las chicas Antivirus y Virus pudieron conocer a cada uno:

"Me encantó lo que hicieron", dijo Antivirus. "Han creado algo maravilloso juntos.¡Sigamos siendo amigos!"

"Y tal vez podamos hacer una fiesta todos los días!", agregó Virus mientras sonreía.

Así, del caos surgió la amistad. Spyware, adware, trojan y worm aprendieron que el trabajo en equipo y la honestidad valen más que cualquier engaño. Desde ese día, la ciudad digital tuvo más fiestas, más sonrisas, y un verdadero sentido de comunidad.

FIN.

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