La Gran Competencia de Hormigas



Era un lindo día soleado en el hormiguero de Parque Grande. Las hormigas estaban muy ocupadas trabajando, cada una cargando un poquito de comida para preparar el gran banquete que se celebraría al caer la tarde. Pero todo cambió cuando dos hormigas, Blanca y Rosa, empezaron a discutir.

- ¡Ese es mi mancio! - gritó Blanca, mientras miraba de reojo el mancio que Rosa había encontrado.

Rosa, obstinada y con su bando, respondió:

- ¡No es tuyo! ¡Lo encontré yo primera! ¡Así que lo quiero para mí!

El mancio, brillante y dorado, se destacaba en el suelo y ambas habían puesto sus ojitos en él. A medida que la discusión subía de tono, otros insectos comenzaron a detenerse y mirar.

- ¡Te lo dije primero! - continuó Blanca con determinación.

- ¡Pero yo lo vi antes! - replicó Rosa, mientras se enfrentaba a su contrincante.

Una gran multitud de hormigas, luciérnagas y hasta un par de mariposas se habían reunido para ver el espectáculo que se estaba armando. El alboroto hizo eco en el hormiguero y la Reina Hormiga, una sabia y anciana hormiga, decidió intervenir.

- Chicas, ¿qué está pasando aquí? - preguntó con una voz suave pero firme.

Ambas, aún cabizbajas, explicaron su versión de la historia.

- Yo encontré el mancio primero, su majestad - dijo Rosa.

- No es cierto. Yo lo vi antes - se defendió Blanca, cruzando los brazos.

La Reina Hormiga observó el mancio y luego miró a ambas hormigas.

- ¿Saben qué? - empezó la Reina - Con toda esta pelea, se les ha olvidado algo muy importante. En vez de discutir, ¿por qué no trabajan juntas para compartirlo?

Blanca y Rosa se miraron desconcertadas, pero la idea empezó a florecer en sus cabezas.

- Claro - dijo Blanca, empezando a calmarse. - Podríamos dividirlo por la mitad…

- ¡Eso es! - interrumpió Rosa emocionada. - Así ambas tendríamos un poquito. Además, sería más divertido buscar algo otras cosas juntas.

Con esa nueva perspectiva, las hormigas decidieron colaborar. Se pusieron de acuerdo en dividir el mancio y se fueron por el parque a buscar más cosas. Descubrieron flores, frutas y hasta un pequeño claro lleno de hojas crujientes ideales para construir un escondite.

Durante el día, ambas hormigas rieron, jugaron y compartieron historias mientras trabajaban juntas. La frustración que antes había creado un abismo entre ellas, se transformó en una hermosa amistad.

Cuando finalmente regresaron al hormiguero, no solo habían traído el mancio dorado, sino también otros tesoros que habían encontrado en su aventura.

- ¡Mirá todo lo que conseguimos! - exclamó Rosa, orgullosa.

- Sí, y todo gracias a que decidimos unir fuerzas en vez de pelear - concluyó Blanca, sonriendo.

La Reina Hormiga se acercó a ellas y celebró su unión.

- Chicas, hoy han aprendido una lección valiosa. En vez de dividirse, es mejor unirse. Juntas, pueden lograr cosas increíbles.

El gran banquete fue un éxito, y esa noche, Blanca y Rosa pasaron a ser las mejores amigas del hormiguero. Desde ese día, los insectos del parque la conocieron como las ''Aventureras del Mancio'' y aprendieron que, a veces, compartir es algo mucho más valioso que tener algo solo para uno.

Y así fue como las hormigas descubrieron no solo el poder de la amistad, sino también la alegría de compartir y trabajar juntas por un objetivo común.

Colorín colorado, esta historia se ha terminado.

FIN.

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