La gran competencia de la granja



En una hermosa granja en el campo vivían un perro llamado Toby, un gallo llamado Federico, un pato llamado Lucas, una vaca llamada Lola, un caballo llamado Max y un chancho llamado Pancho.

Cada uno de ellos tenía su propio hogar en la granja y disfrutaban de la tranquilidad del lugar. Un día, mientras los animales se encontraban descansando bajo la sombra de un árbol, Toby tuvo una brillante idea.

Se acercó a sus amigos y les dijo:- ¡Amigos! ¿Qué les parece si organizamos una competencia para demostrar nuestras habilidades? Los demás animales se emocionaron con la propuesta y aceptaron encantados.

Decidieron que cada uno tendría que realizar una tarea específica y al final se elegiría al ganador. Federico sería el encargado de cantar por las mañanas para despertar a todos los demás animales. Lucas tendría que nadar por el estanque lo más rápido posible.

Lola debería producir la mayor cantidad de leche en un día. Max mostraría su velocidad corriendo alrededor del campo y Pancho haría reír a todos con sus travesuras. Así comenzó la competencia en la granja.

El primer día Federico cantó tan fuerte y melodiosamente que hasta los pájaros quedaron sorprendidos. El segundo día fue el turno de Lucas quien nadó tan rápido que parecía un torpedo en el agua.

Llegó el tercer día y fue cuando Lola mostró su talento produciendo muchísima leche para alimentar a todos los demás animales de la granja. Al cuarto día llegó el turno de Max, quien corrió tan rápido que dejó a todos boquiabiertos.

Finalmente, llegó el último día y Pancho estaba listo para hacer reír a todos con sus travesuras. Saltó en charcos de barro, se revolcó por el pasto y hasta hizo piruetas en el aire. Después de una intensa semana de competencia, los animales se reunieron para decidir quién sería el ganador.

Cada uno había demostrado sus habilidades únicas y era difícil elegir. - ¡Creo que todos somos ganadores! -exclamó Toby-. Cada uno de nosotros ha mostrado lo mejor de sí mismo y hemos disfrutado mucho durante esta competencia.

Los demás animales asintieron con alegría. Se dieron cuenta de que no importaba quién fuera declarado oficialmente como ganador, lo importante era valorar las cualidades individuales y disfrutar del talento de cada uno. Desde ese día, los animales siguieron viviendo felices en la granja.

Aprendieron a apreciar las diferencias entre ellos y siempre recordaron la diversión que habían tenido durante aquella competencia especial.

Y así, la granja se convirtió en un lugar donde reinaba la amistad y la aceptación mutua entre todos los animales.

FIN.

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