La Gran Fiesta de Cuarto Grado



Era un día soleado en la Escuela Primaria San Martín, y los niños de cuarto grado estaban muy emocionados. Hacía semanas que estaban organizando una fiesta para celebrar el final del trimestre. Todos habían contribuido con ideas, pero lo que más deseaban era que hubiera comida deliciosa y, por supuesto, música para bailar.

"- ¡Vamos a comprar pizza y hamburguesas!" dijo Luisa, levantando la mano con entusiasmo.

"- ¡Sí! También necesitamos bebidas frías y tal vez algunos postres!" agregó Joaquín, imaginándose todo lo que iban a comer.

Los amigos se pusieron de acuerdo y decidieron que cada uno aportaría algo para la fiesta. Mientras tanto, tomaron lápiz y papel para crear las invitaciones.

"- ¡Miren! Yo hice esta invitación con dibujos de hamburguesas y pizzas," dijo Pablo mostrando su diseño.

"- ¡Está genial! Pero deberíamos escribir la fecha, el lugar y la hora también," sugirió Sol, que era muy organizada.

Después de varias horas de trabajo en equipo, lograron hacer las invitaciones más coloridas que jamás se hubiera visto. Colocaron sus dibujos y frases divertidas como: "¡Ven a disfrutar con nosotros!" y "¡Habrá mucha comida rica!".

Cuando finalmente llegó el día de la fiesta, todos estaban ansiosos. Habían decorado el lugar con globos y serpentinas, y la banda musical, que estaba formada por sus compañeros, empezó a tocar.

"- ¡Es hora de bailar!" gritó Luisa, mientras se movía al ritmo de la música.

Poco después, los niños comenzaron a sentir un pequeño problema. Alguien había olvidado traer las hamburguesas.

"- ¿Qué hacemos? Esto no puede arruinar nuestra fiesta!" exclamó Joaquín, preocupado.

"- ¡No te preocupes! Todos podemos ayudar! Yo puedo ir a la tienda a comprar más," sugirió Sol, con determinación.

"- ¡Yo te acompaño!" ofreció Pablo, y un par de más amigos decidieron unirse.

Mientras tanto, los demás se quedaron en la fiesta y comenzaron a disfrutar de la pizza. La música llenaba el aire, y aunque la fiesta no era como lo habían planeado inicialmente, se dieron cuenta de que aún podían divertirse juntos.

Al poco tiempo, Sol y Pablo volvieron con las hamburguesas, y todos aplaudieron al ver que la fiesta estaba de vuelta en acción.

"- ¡Llegaron las hamburguesas!" gritaron los niños. Y todos corrieron a la mesa de comida.

La diversión continuó hasta que el sol se empezó a poner. Al final del día, todos se sentaron en el césped, exhaustos pero felices.

"- Esta fue la mejor fiesta ever!" dijo Joaquín mientras se comía un último trozo de pizza.

"- Sí, aunque tuvimos un pequeño contratiempo, lo solucionamos juntos. ¡Eso es lo que importa!" señaló Luisa.

Y así los niños aprendieron que, a veces, las cosas no salen como uno lo planea, pero con trabajo en equipo, comunicación y buena onda, siempre se puede encontrar una solución. La fiesta se convirtió en una gran lección sobre la importancia de la amistad y el compañerismo.

Y desde aquel día, cada vez que organizaban algo, todos estaban listos para apoyarse unos a otros y celebrar juntos, sin importar los imprevistos que pudieran surgir.

FIN.

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