La Gran Fiesta de Francisco
Era un hermoso día en el barrio, y Francisco estaba muy emocionado porque había decidido organizar una fiesta muy importante para celebrar su cumpleaños. Había invitado a todos sus amigos: Martina Yapura, Ana Battista, Damián, Julieta, Nicol, Regina, Anita Sacks, Libertad, Nicolás, Antonia, Estefanía, Horacio, Luana, Martina Musumeci, Alfonsina, y por supuesto, la seño Yesi.
Francisco, mientras preparaba su casa, pensaba en lo mucho que disfrutaban sus amigos de jugar juntos. Pero también tenía una preocupación: ¿y si alguien no se divertía?
Una vez que todos llegaron, Francisco los recibió con una amplia sonrisa.
"¡Bienvenidos a mi fiesta! Estoy muy feliz de tenerlos aquí. ¡Hagamos de este un día inolvidable!" - dijo Francisco, saltando de alegría.
Los amigos comenzaron a divertirse, pero de repente, Damián se sintió un poco triste porque se dio cuenta de que no había traído su juego de mesa favorito.
"¿Qué pasa, Damián?" - preguntó Martina Yapura, al ver su rostro apagado.
"No traje mi juego y no sé si me voy a divertir sin él" - respondió Damián, mirando al suelo.
Francisco, al escuchar esto, tuvo una idea. Se acercó a Damián y dijo:
"No te preocupes, Damián. Te propongo algo: cada uno de nosotros puede traer su juego favorito y después jugamos todos juntos. Nos aseguraremos de que todos se diviertan."
La propuesta llenó de emoción a los chicos. Así que empezaron a compartir sus juegos: Julieta trajo su dominó, Nicol llevó cartas mágicas, y Estefanía llevó un juego de adivinanzas que a todos les encantó.
"¡Esto es genial!" - exclamó Regina mientras sacaba el dominó de su mochila.
Respirando aliviado, Damián sonrió y agregó:
"¡Me encanta la idea!"
Mientras jugaban y se reían, la seño Yesi los observaba con alegría.
"Chicos, ¿saben qué? La verdadera diversión no está solo en los juegos, sino en compartir y cuidar unos de otros. Hoy estamos celebrando su amistad." - dijo con una gran sonrisa.
La tarde avanzaba y, justo cuando pensaban que todo estaba perfecto, el cielo se oscureció y comenzó a llover. Los chicos se miraron unos a otros con preocupación.
"No podemos dejar que la lluvia arruine la fiesta" - lamentó Nicolás.
Francisco, siempre ingenioso, se levantó y dijo:
"¡Tengo una idea! Vamos a hacer la mejor fiesta bajo techo. Intentemos hacer un fuerte con mantas y almohadas. ¡Será nuestra fortaleza de la diversión!"
Todos se entusiasmaron con la idea y se pusieron a trabajar. Rápidamente, transformaron el salón de Francisco en una gran fortaleza. Entre risas y juegos, la lluvia parecía quedarse atrás, haciendo que su fiesta fuera aún más especial.
Cuando finalmente terminaron, la seño Yesi, desde dentro de la fortaleza, dijo:
"Esto es increíble. ¡Así se hace! La lluvia puede caer, pero ustedes han creado su propia diversión. ¡Lo mejor es que están juntos y se apoyan entre ustedes!"
Los amigos comenzaron a jugar y contar historias divertidas, dejando la tristeza de lado. Al final de la noche, Francisco miró a su alrededor y, emocionado, dijo:
"Gracias, chicos, por hacer de mi fiesta un momento tan especial, incluso con la lluvia. ¡Ya sé qué voy a pedir para mi próximo cumpleaños!"
"¿Qué es?" - preguntó Alfonsina.
"Que siempre estemos juntos, sin importar si hay sol o lluvia."
Todos aplaudieron, reafirmando su amistad, y aunque la lluvia seguía cayendo afuera, dentro de la fortaleza, el amor y la alegría brillaban más que nunca.
FIN.