La Gran Fiesta de la Selva



En lo profundo de la selva peruana, vivía un grupo de animalitos muy especiales. Había un hermoso tucán llamado Tico, una amable tortuga llamada Tula, un saltarín sapo llamado Sapo y una simpática ardilla llamada Susi.

Un día, Tico tuvo una idea maravillosa.

"¡Hoy es un día perfecto para hacer una fiesta en la selva!" - dijo emocionado.

"¡Sí, una fiesta!" - gritó Susi, moviendo su colita.

"Pero, ¿cómo organizamos todo?" - preguntó Sapo, mientras saltaba de alegría.

"Necesitamos ayuda. ¡Debemos pedirla!" - sugirió Tula, la tortuga, siempre pensativa.

Los cuatro amigos decidieron invitar a todos los animales de la selva. Tico, con su gran pico, voló alto y comenzó a llamar a sus amigos.

"¡Vengan todos a la fiesta! ¡Habrá música y juegos!" - gritó Tico, y su canto alegre resonó por toda la selva.

Pronto, llegaron muchos animales: monos, jaguares, perezosos y hasta un viejo búho sabio. Pero entre todos los animales, había uno que se sentía diferente: un pequeño y tímido armadillo llamado Timi. Timi siempre se apartaba, tenía miedo de que no lo invitaran a jugar.

Viendo a Timi solo, Tula se acercó a él.

"Hola, Timi. Ven a nuestra fiesta. ¡Va a ser divertida!" - dijo con una sonrisa.

"¿Yo? No sé si me invitarán..." - respondió Timi, bajando la cabeza.

"Todos son bienvenidos. La fiesta es para compartir y jugar. ¡Eso es lo más importante!" - lo animó Susi.

Timi sintió un poquito de alegría en su corazón. Así que decidió ir a la fiesta. Al llegar, vio a todos los animales bailando y riendo. Cuando Sapo lo vio, gritó:

"¡Miren, llegó Timi! ¡Bienvenido!"

Todos los animales aplaudieron y comenzaron a hacerle espacio para que se uniera al juego.

La fiesta continuó con música, donde Susi bailaba de un lado a otro mientras Tula se movía despacito, respetando el ritmo de cada uno. Tico, por su parte, animaba desde arriba, cantando alegremente. De repente, una gran lluvia comenzó a caer, y todos se asustaron.

"¿Qué hacemos?" - preguntó el jaguar, asustado.

"¡No se preocupen!" - dijo Tula. "A veces la lluvia es buena. Podemos celebrar bajo los árboles grandes, ¡así nos cuidamos!"

Tico voló alto y nos ayudó a buscar el lugar más seguro para refugiarnos.

"¡Vamos! Todos, apúrate!" - gritó.

Los animales corrieron juntos, y en ese momento, Timi decidió ayudar a los demás.

"Yo conozco un lugar seguro, ¡síganme!" - dijo el armadillo, ganando confianza.

Los animales lo siguieron hasta un gran tronco hueco, donde todos se pudieron resguardar de la lluvia. La tormenta pasó y mientras esperaban, Timi les contó cuentos sobre su vida en la selva. Todos escuchaban muy atentos.

"¡Qué cuentos tan bonitos!" - dijo Tico, emocionado.

-

"Sí, compartir es hermoso" - añadió Susi.

Cuando la lluvia se detuvo, el sol iluminó la selva y todos salieron a jugar nuevamente. Timi ya no era el armadillo tímido, ahora tenía amigos. La fiesta continuó con más juegos y bailes, llenos de risas y amor.

"Gracias, Tula, por invitarme" - dijo Timi.

"Gracias a ti por ser valiente, Timi. ¡Ahora somos amigos!" - respondió Tula.

Así, en la gran fiesta de la selva, aprendieron que invitar, compartir y ser solidarios traían mucha alegría. Y así, todos los animalitos, desde aquel día, celebraron juntos y siempre recordaron a su amigo Timi.

Desde entonces, la selva del Perú vivió llena de amor, respeto y solidaridad, porque cuando se trabaja juntos, se pueden hacer grandes fiestas.

FIN.

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