La Gran Fiesta de la Selva
En la hermosa selva peruana, vivían muchos animales. Entre ellos estaban Lucho, el loro alegre, Ana, la perezosa, y Tico, el tigre amigo. Un día, Lucho tuvo una idea.
"¡Vamos a hacer una gran fiesta en la selva!" - gritó Lucho emocionado.
"¡Sí! ¡Me encantaría!" - dijo Tico, moviendo su cola.
"Pero yo soy muy lenta para preparar todo..." - se quejó Ana.
"¡No te preocupes, Ana! Juntos podemos hacerlo!" - dijo Lucho.
Así que los tres amigos decidieron trabajar juntos. Lucho voló de rama en rama buscando frutas y flores, mientras Tico corría por la selva recogiendo hojas y decoraciones. Ana, aunque era lenta, se puso a recoger algunos frutos de los árboles más bajos.
"Necesitamos más flores para la fiesta" - dijo Lucho.
"Yo te ayudo!" - dijo Tico.
"¡Yo traigo frutas!" - gritó Ana desde lejos.
Después de un rato, se dieron cuenta de que habían recogido muchas cosas lindas, pero también se sintieron un poco cansados. Ayudarse fue muy importante, pero cada uno tenía sus propias limitaciones.
"Tal vez deberíamos descansar un poco" - sugirió Tico.
"¡Buena idea!" - agregó Lucho.
"Yo voy a descansar un rato en esta rama" - dijo Ana.
Mientras descansaban, escucharon un ruido extraño. Era Rómulo, el armadillo, tratando de salir de un arbusto.
"¿Te podemos ayudar, Rómulo?" - preguntó Lucho.
"¡Sí, por favor! Me quedé atrapado" - respondió Rómulo.
Rápidamente, Tico y Lucho corrieron para ayudar a su amigo, mientras Ana les daba apoyo desde la rama.
"Tira de ahí, Tico, y yo hago más fuerza desde aquí" - decía Lucho.
Finalmente, lograron liberar a Rómulo.
"¡Gracias, amigos!" - exclamó Rómulo, emocionado. "¿Me invitan a la fiesta?"
"¡Claro que sí! La fiesta será más divertida si estamos todos juntos" - dijo Ana.
Así que siguieron trabajando, disfrutando de su compañía. Cuando llegó la hora de la fiesta, todos los animales de la selva estaban llamados.
"¡Miren qué linda quedó la selva!" - exclamó Lucho.
En la fiesta, bailaron, comieron y jugaron. Todos los animales estaban felices porque se habían ayudado mutuamente.
"Gracias por ayudarme, amigos. Sin ustedes, no habría podido salir del arbusto" - dijo Rómulo.
"Y gracias a vos por venir, Rómulo! Ahora somos más amigos" - contestó Ana.
Desde ese día, Lucho, Ana, Tico y Rómulo se hicieron amigos inseparables y siempre se ayudaban, mostrando siempre respeto y solidaridad entre ellos.
Y así, en la selva peruana, todos aprendieron que la amistad se construye trabajando juntos. ¡Fin!
FIN.