La Gran Fiesta de la Selva
En una colorida selva llena de árboles altos y flores brillantes, todos los animales estaban muy emocionados porque iba a haber una gran fiesta. El loro, que era muy hablador, decidió organizarla.
"¡Hola a todos!", gritó el loro con su voz estridente. "Tendremos música, baile y muchas delicias. ¡No se lo pueden perder!"
Los animales comenzaron a planear cosas nuevas para la fiesta. El elefante, que era clásico de la selva, se ofreció a traer helados.
"¡Yo puedo hacer los helados más grandes y fríos!", dijo el elefante moviendo su cola felizmente.
La tortuga, que siempre tenía una idea creativa, propuso una pista de baile natural.
"¡Yo puedo hacer una pista de baile con hojas!", dijo la tortuga mientras miraba a su alrededor.
Los animales estaban encantados y comenzaron a trabajar en conjunto. Sin embargo, había un pequeño problema. El tigre, que era un poco presumido, pensaba que una gran fiesta debía ser solo para él.
"¡Yo seré el único que cante y baile en la fiesta!", dijo con una actitud muy orgullosa.
Los otros animales se miraron preocupados. La fiesta no sería divertida si solo el tigre era el protagonista. Así que, el loro decidió hablar con él.
"¡Escuchame, tigre!", interrumpió el loro. "La fiesta es de todos, y todos deberíamos divertirnos. ¿Por qué no compartís el escenario?"
El tigre se quedó pensativo. Hacía tiempo que no compartía sus talentos con los demás. Quién sabe cómo se sentiría.
"Está bien, intentaré dejar que otros canten también", dijo el tigre un poco dudoso pero dispuesto a probar.
Llegó el día de la fiesta y la selva estaba llena de colores y risas. El loro voló alto y anunció:
"¡Bienvenidos a la Gran Fiesta! Todos están invitados a participar, a bailar y a cantar. ¡Divirtámonos juntos!"
Primero, el tigre cantó solo, y todos aplaudieron. Pero luego, cada animal tuvo su oportunidad. La tortuga hizo una danza muy divertida, el elefante trajo helados de todos los sabores y también hizo un divertido baile con su trompa. Hasta el perezoso se unió y contó chistes que hicieron reír a todos.
El tigre se dio cuenta de que compartir el escenario era mucho más divertido que ser el único en el centro de atención.
"¡Chicos, esto es genial!", gritó el tigre. "¡Quiero volver a compartir con ustedes!"
La fiesta continuó con música y alegría. Al final, todos los animales estaban cansados pero felices.
Antes de irse, el loro dijo:
"Recordemos siempre, que la verdadera diversión está en compartir y disfrutar juntos, porque si uno brilla, todos brillan. ¡Así que a jugar y a compartir!"
Y así, la fiesta de la selva fue un gran éxito, y desde aquel día, los animales siempre compartían sus talentos, haciendo cada fiesta más especial.
La moraleja de esta historia es: "Compartir con amigos hace que todo sea más divertido y especial."
FIN.