La Gran Fiesta de Loby
Era un hermoso día soleado en la ciudad y Loby, un pequeño lorito lleno de energía y entusiasmo, decidió que era el momento perfecto para organizar una fiesta. Con su carcajada contagiosa, voló de rama en rama, pensando en todos sus amigos que podría invitar.
"¡Voy a invitar a todos!", gritó Loby desde lo alto del árbol donde vivía. Empezó a pensar en cada uno de sus amigos: Benny, la ardilla traviesa; Carla, la tortuga sabia; y Maxi, el conejo saltarín. Necesitaba asegurarse de que todos se sintieran bienvenidos y felices.
Loby comenzó a preparar la invitación. Usó hojas de colores y flores frescas. Escribió: "¡Estás invitado a mi fiesta! Habrá juegos, música y mucha comida rica. Ven a jugar y a disfrutar!". Con su invitación lista, voló rápidamente por el parque, entregando cada invitación con un clic de su pico.
Cuando llegó el día de la fiesta, Loby se sentía emocionado, pero un poco nervioso. ¿Y si a sus amigos no les gustaba? ¿Y si nadie venía? Cuando el sol comenzó a bajar, Loby vio cómo sus amigos se acercaban con grandes sonrisas.
"¡Hola, Loby!", saltó Benny, mientras hacía piruetas en el aire.
"Gracias por invitarme, amigo", dijo Carla con una sonrisa tranquila.
"¡Vamos a divertirnos!", exclamó Maxi, saltando de emoción.
Loby sintió que su corazón se llenaba de alegría al ver a sus amigos. Jugaron al escondite, corrieron por el campo y se rieron a carcajadas, disfrutando del hermoso día. Pero luego, algo inesperado sucedió.
Cuando todos estaban disfrutando de un delicioso pastel de zanahoria que Loby había preparado, de repente, voló un gran grupo de gorriones. Los gorriones tenían mala fama en el parque porque siempre trataban de llevarse la comida de los demás. Loby se preocupó.
"¡Rápido, hay que hacer algo!", gritó Loby.
"¿Qué podemos hacer?", preguntó Benny, preocupado.
"¡No podemos dejarlos llevarse nuestro pastel!", dijo Maxi, angustiado.
"Espera, ya sé!", dijo Carla con su sabiduría. "Si todos unimos fuerzas y cantamos una canción todos juntos, tal vez los gorriones se asusten y se vayan".
"¡Buena idea, Carla!", exclamó Loby.
Todos se unieron, formando un gran círculo, y comenzaron a cantar a todo pulmón. Loby lideraba la canción con su voz melodiosa. Los amigos juntaron sus voces y, poco a poco, la melodía se fue esparciendo en todo el parque. Los gorriones, asustados por el estruendo, comenzaron a alejarse.
"¡Lo logramos!", vitoreó Loby, mientras sus amigos aplaudían y reían.
Después de que el peligro pasó, Loby miró a sus amigos con gratitud. "Gracias a todos por unirse y ayudarnos a resolver el problema. Esto muestra lo importantes que somos juntos", dijo Loby, sonriendo.
La fiesta continuó, pero ahora con una historia emocionante. Los amigos recordaron que, aunque pueden surgir problemas, siempre pueden contar el uno con el otro. Al final del día, se despidieron con abrazos y promesas de organizar otra fiesta pronto.
"¡La próxima vez puedo hacer un concurso de cantos!", exclamó Loby, iluminando el aire con su alegría. Todos se fueron con el corazón contento, seguros de que, juntos, siempre podrían superar cualquier obstáculo.
Y así, la gran fiesta de Loby se convirtió en un recuerdo entrañable entre amigos, repleto de risas, festejos y una dulce lección de amistad.
FIN.