La Gran Fiesta de los Animales
En el corazón de un bosque encantado, un grupo de animales estaba emocionado porque se acercaba la gran fiesta de la amistad. Todos estaban invitados y había muchas sorpresas preparadas. La ardilla Sofía, el conejo Bruno y el pato Pipo eran los encargados de organizar la fiesta.
- ¡Vamos, amigos! - dijo Sofía - ¡Tenemos que preparar todo a tiempo!
- ¡Sí! ¡El tiempo vuela! - exclamó Bruno con su energía habitual.
Pero había un problema. El sabio búho Don Hugo había advertido a todos sobre un pequeño desvío en el bosque que debían evitar.
- Recuerden, amigos - dijo Don Hugo desde su rama - ¡No se acerquen al río! ¡Es peligroso sin saber nadar!
Los animales, con gran emoción, empezaron a preparar la fiesta. Sofía, que era muy inquieta, propuso:
- ¿Y si vamos al río a buscar flores hermosas para la decoración?
Bruno respondió:
- Pero el búho Don Hugo nos dijo que no vayamos. ¡Deberíamos obedecerlo!
- Vamos, no pasa nada. Solo será un momento - dijo Sofía, con su mirada chispeante.
Finalmente, pese a las advertencias de Bruno, Sofía decidió ir al río con Pipo. Pero apenas llegaron, se encontraron con la corriente rápida del agua.
- ¡Mirá esas flores en la orilla! - exclamó Sofía mientras corría hacia el agua.
De repente, un fuerte viento movió las ramas y, sin darse cuenta, Sofía resbaló y cayó cerca de la orilla.
- ¡Ayuda! - gritó.
Al escuchar el grito, Bruno y Pipo corrieron hacia la orilla y vieron a Sofía en aprietos.
- ¡No debiste ir! - le dijo Bruno, preocupado.
- Lo siento, solo quería que la fiesta fuera perfecta - respondió Sofía mientras intentaba salir del agua.
Con esfuerzo, Bruno y Pipo lograron ayudarla a salir. Sofía, aún temblando, comprendió lo que había hecho.
- Ahora entiendo que debo escuchar y obedecer los consejos de Don Hugo - dijo con tristeza.
- Está bien, Sofía. Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos - le dijo Pipo, mientras la abrazaba.
Luego de esto, los tres animales decidieron regresar y continuar con los preparativos de la fiesta, esta vez respetando lo que Don Hugo había dicho.
Cuando llegó la gran fiesta de los animales, todo era alegría, música y bailes. Todos estaban felices y el bosque brillaba de felicidad.
Don Hugo, al ver la fiesta, sonrió y se acercó:
- ¡Me alegra ver que han seguido mis consejos! ¿Se divierten?
- ¡Sí, Don Hugo! - gritaron todos emocionados.
Bruno, Sofía y Pipo se acercaron y le dijeron:
- Gracias por cuidarnos y enseñarnos a ser obedientes.
Y así la fiesta continuó, y todos los animales aprendieron que la obediencia no es solo seguir reglas, sino cuidar de los amigos y mantener la seguridad. Desde ese día, Sofía siempre preguntaba antes de actuar, y nunca olvidó la lección que aprendió en el río.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.