La gran fiesta de los animales
Había una vez, en un bosque lleno de colores, una pequeña tortuga llamada Tita. Tita era muy buena amiga de todos los animales del bosque y siempre tenía nuevas ideas para jugar. Un día, decidió que quería organizar una gran fiesta para celebrar la amistad entre todos los animales.
- ¡Vamos a hacer una fiesta! - exclamó Tita, emocionada. - Invitemos a todos: a los pájaros, a los conejos, a los ciervos y hasta a los zorros.
Los otros animales se emocionaron con la idea.
- ¡Sí! - dijo Lolo, el conejo, que siempre saltaba de alegría. - ¡Me encantaría traer zanahorias! Las zanahorias son deliciosas.
- Yo traigo música - dijo Pío, el pájaro cantor, moviendo sus alas. - Puedo cantar y hacer que todos bailen.
- ¡Y yo llevaré frutas! - agregó Lía, la cierva. - Manzanas, peras y fresas. ¡Serán una delicia!
Tita comenzó a hacer una lista de todo lo que cada uno llevaría para la fiesta. Cuando terminó, se dio cuenta de que faltaba algo muy importante: un lugar donde realizar la fiesta.
- ¿Dónde haremos la fiesta? - preguntó Tita.
Los animales empezaron a pensar.
- ¿Qué tal en el claro del bosque? - sugirió Zuri, el zorro. - Es un lugar perfecto, con mucho espacio.
Todos estuvieron de acuerdo. El claro del bosque tendría que estar bañado por la luz del sol y el aire fresco. Así que, como buen equipo, empezaron a preparar todo.
Pero justo cuando estaban organizando todo, se desató una tormenta repentina. Las nubes oscuras cubrieron el cielo y la lluvia comenzó a caer con fuerza.
- ¡Oh no! - gritó Tita preocupada. - ¿Qué haremos ahora?
- No te preocupes, Tita - dijo Pío. - Podemos hacer la fiesta en la cueva que hay cerca. Allí estaremos a salvo de la lluvia.
- ¡Esa es una gran idea! - respondió Tita. - Pero necesitamos que todos se ayuden a llegar hasta allí.
Así que, con la lluvia cayendo, los animales se organizaron. Lolo, el conejo, se convirtió en líder y fue adelante mostrando el camino a la cueva. Todos saltaron y brincaron juntos, mientras los más grandes ayudaban a los más pequeños.
Finalmente, llegaron a la cueva. Allí, se sintieron seguros y secos. ¡Era el momento de la fiesta!
- ¡Vamos a bailar! - dijo Pío, y comenzó a cantar. Todos los animales comenzaron a moverse y a realizar su mejor danza. Tita se sintió muy feliz al ver a todos sus amigos juntos.
Después de un rato, la tormenta paró y el sol volvió a brillar. Entonces, los animales decidieron ir a hacer un picnic en el claro, donde todos trayendo algo especial: las ricas zanahorias de Lolo, las frutas de Lía y la música de Pío.
"- ¡Esta ha sido la mejor fiesta de todas! - gritó Tita. - Lo que importa es que estábamos todos juntos y nos ayudamos unos a otros.
Desde ese día, los animales aprendieron que, aunque a veces hay nubes y lluvias en el camino, siempre pueden encontrar una forma de reunirse y celebrar la amistad. Y así, cada año por esa fecha, se organizaba la gran fiesta de los animales, donde siempre había comida, música y risas para todos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.