La Gran Fiesta de los Animales Salvajes



En la selva más colorida y alegre, los animales decidieron organizar una fiesta para celebrar la amistad. La jirafa, que se llamaba Lili, fue la primera en tener la idea.

"¡Vamos a hacer una gran fiesta!" - dijo Lili al alzar su largo cuello para que todos la escucharan desde lejos.

Los animales hicieron un círculo alrededor de ella. El caimán, que se llamaba Cami, se metió en el agua para asomarse y dijo:

"¡Sí! Pero necesitamos mucha comida y música para que sea divertida!"

La capibara cebra, a quien le llamaban Capi, se emocionó mucho y dijo:

"Yo puedo traer la música. Tengo unos amigos músicos en la selva que tocarán muy bien!"

El puma, que siempre estaba un poco más serio, interrumpió:

"No olvidemos que también necesitamos un lugar. Tal vez el claro cerca del río sea perfecto".

El león, el rey de la selva, rugió con entusiasmo:

"Sí, y yo puedo encargarme de que todos se diviertan. ¡Soy muy bueno contando cuentos!"

El gorila, que nunca se perdía una fiesta, agregó:

"Yo me encargaré de que todos estén felices. Puedo hacer algunos trucos y malabares con frutas!"

Hasta el pingüino, que era un poco diferente al resto de los animales, se sintió emocionado y dijo:

"Yo puedo traer hielo para las bebidas y hacer bailes divertidosyyy!"

Todos se pusieron a trabajar. Lili llevó hojas para las mesas, Cami recuperó algunas frutas del río, Capi reunió a sus músicos, y el león comenzó a contar historias emocionantes sobre sus aventuras. El gorila trajo bananas para hacer malabares y el pingüino se dedicó a enfriar los jugos.

Pero justo cuando estaba todo listo, se dieron cuenta de que había un problema. El lugar de la fiesta se inundó porque había llovido mucho la noche anterior. Todos estaban muy preocupados.

"¿Y ahora?" - preguntó Cami, con su mirada de cocodrilo tragicómico.

"No se preocupen!" - exclamó Lili con confianza. "Podemos hacer la fiesta en el árbol más grande de la selva. Desde allí podremos ver todo y no nos mojaremos!"

El grupo se entusiasmó mucho y se fueron rápidamente al árbol. Mientras decoraban el árbol con hojas y flores, el puma empezó a hacer girar una música que había traído Capi y todos comenzaron a bailar.

"¡Miren! ¡Estamos en la cima del mundo!" - exclamó Lili mientras disfrutaba de la vista desde arriba.

Las risas y los juegos llenaron el aire, y cada uno mostró su talento. El gorila sorprendió a todos con sus malabares de frutas, el león contó historias de héroes caza, mientras el pingüino deslizaba por las ramas, haciendo su mejor baile.

Pasaron la tarde riendo, bailando y disfrutando, y para todos fue un gran recordatorio de que lo más importante no es dónde haces una fiesta, sino con quién la compartís.

Al caer la noche, mientras las estrellas comenzaron a brillar, los animales se sentaron en círculo y cada uno compartió algo que le gustaba de sus amigos.

"A mí me gusta cómo siempre me cuidas, Cami" - dijo Lili.

"Y a mí me encanta tu música, Capi" - exclamó el puma.

"Gracias por hacerme sentir parte de la fiesta, amigos" - agregó el pingüino.

Y así, bajo la luz de la luna, los animales se prometieron que, sin importar los obstáculos, siempre estarían juntos, celebrando la amistad.

La gran fiesta de los animales salvajes fue un éxito, y se convirtió en una tradición que fueron celebrando cada año. ¡Nunca olvidaron que la amistad es la mejor razón para festejar!

FIN.

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