La Gran Fiesta en la Isla del Tiburón
Había una vez, en una lejana playa de aguas cristalinas, una pequeña isla llamada Isla Aventura. En esta isla vivía un tiburón llamado Toby, que no era como los demás tiburones. Toby tenía un corazón enorme y un deseo inmenso de hacer amigos.
Un día, mientras nadaba cerca de la playa, Toby escuchó risas y música. Intrigado, se acercó a la orilla y vio a un grupo de niños jugando y preparando una gran fiesta. La playa estaba llena de coloridos globos, banderines y una gran mesa con deliciosa comida. A Toby le encantaría ser parte de esa fiesta, pero sabía que los humanos a menudo le tenían miedo.
-Toby, ¿por qué no te unes a nosotros? -gritó un niño llamado Lucas, al darse cuenta de que el tiburón estaba observando.
-¿¡Yo! ? -respondió Toby con un tono temeroso-, pero soy un tiburón, y ustedes...
¡No te preocupes! -interrumpió una niña llamada Sofía-, sabemos que no eres un tiburón común. ¡Te hemos visto ayudar a los peces y cuidar del arrecife!
Con un poco de duda, pero también emocionado, Toby se acercó a la orilla. Los niños lo recibieron con sonrisas y lo hicieron sentir bienvenido.
-¿Qué hacen aquí? -preguntó Toby, mientras miraba la mesa llena de comida.
-Estamos preparando una gran fiesta para celebrar la llegada del verano -explicó Sofía-. ¡Y traemos mucha comida, juegos y sorpresas!
-¿Puedo ayudar? -preguntó Toby, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.
Los niños se miraron emocionados y asintieron con la cabeza. Así fue como Toby se convirtió en el asistente especial de la fiesta. El tiburón usó su fuerza para traer cocos que habían caído de las palmeras y también para arrastrar una gran bolsa de caramelos de la costa hasta la mesa. Todos los niños lo miraban con admiración.
Mientras el sol comenzaba a ocultarse, empezaron a jugar a varios juegos. Sharon, una de las niñas, sugirió jugar a "Atrapa el tiburón".
-¿A mí? -preguntó Toby, sorprendido.
-Sí, ¡tú serás el tiburón más divertido del mundo! -dijo Lucas.
Toby se sintió lleno de emoción. Se colocó un gorro de fiesta que un niño le había traído y comenzó a jugar con los demás. Todos reían y corrían, y Toby nunca había sido tan feliz. A medida que la fiesta avanzaba, los niños compartieron historias sobre sus aventuras.
-¿Sabían que hay un tesoro escondido en uno de los barcos hundidos cerca de la isla? -dijo Sofía.
-¡Deberíamos buscarlo! -exclamó Lucas.
-¿Cómo? -preguntó Toby, intrigado.
-Podemos hacerlo juntos, seremos un gran equipo. -respondió Sharon.
Después de la fiesta, empezaron a planear la búsqueda del tesoro. Toby se ofreció para ser su guía, ya que conocía muy bien las aguas cercanas a la isla.
-¡Hoy será una gran aventura, amigos! -dijo Toby emocionado.
Al día siguiente, se equiparon con snorkels y botes pequeños, y se lanzaron al agua. Toby guiaba a los niños y se aseguraba de que estuvieran sanos y salvos mientras buscaban el barco hundido. Finalmente, lo encontraron: un viejo barco cubierto de algas y peces coloridos.
-¡Allí está! -gritó Lucas.
Con gran emoción, empezaron a bucear alrededor del barco. Mientras investigaban, encontraron una caja metálica. Los niños trabajaron juntos para abrirla y, al hacerlo, descubrieron que estaba llena de monedas, joyas y objetos antiguos.
-¡Es un verdadero tesoro! -exclamó Sofía, con los ojos brillando.
Toby les advirtió: -No debemos quedarnos con todo. Este tesoro debe ser compartido con el mundo.
Los niños comprendieron la sabiduría de Toby y decidieron usar parte del tesoro para ayudar a la isla y su comunidad. Regresaron a la playa y compartieron su hallazgo, donando a la escuela de la isla y ayudando a cuidar del medio ambiente.
La gran fiesta había unido a todos, y Toby se había ganado un lugar especial en el corazón de cada uno de ellos.
Desde ese día, Toby no solo fue conocido como el tiburón de la isla, sino también como el amigo valioso que había enseñado a todos sobre la importancia de la amistad y de cuidar el mundo que compartimos. Y así, cada verano, los niños de la playa lo invitaban a la fiesta, convirtiendo a la Isla Aventura en un lugar donde todos estaban siempre bienvenidos.
FIN.