La gran fiesta en la selva peruana
En la selva peruana, todos los animales se preparaban para la gran Fiesta del Arcoíris. La guacamaya, que se llamaba Lila, estaba muy emocionada.
"¡Hoy será un día especial!", decía Lila mientras volaba de rama en rama.
Los demás animales también estaban felices. El jaguar, que se llamaba Tito, estaba organizando las actividades.
"¡Amigos!", gritó Tito con su voz fuerte. "Debemos asegurarnos de que todos se sientan bienvenidos y que la fiesta sea divertida para todos."
El mono, que se llamaba Rocco, tenía una idea.
"¿Y si hacemos una búsqueda del tesoro?", propuso. "¡Así podremos ayudar a los que necesitan un amigo!"
Todos aplaudieron la idea de Rocco. Así que, juntos, empezaron a buscar pistas. Pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que la tortuga, Tula, estaba sola.
Lila se acercó a Tula.
"¿Por qué no vienes a jugar, Tula?", preguntó con preocupación.
"Es que soy muy lenta y no sé si puedo seguirles el ritmo", dijo Tula con tristeza.
"No importa, Tula. Todos somos diferentes, y eso es lo que hace que nuestra fiesta sea especial. ¡Ven, te ayudaremos!", respondió Tito con una gran sonrisa.
Tula, sintiéndose querida, decidió unirse. Todos se organizaron y ayudaron a Tula a moverse con más facilidad.
Mientras seguían buscando el tesoro, encontraron una pista en un arbusto.
"¡Miren!", gritó Rocco. "La pista dice que el tesoro está al lado del río!"
Cuando llegaron al río, vieron que había un pez, que se llamaba Felipe, atrapado en una red.
"¡Ayuda!", pedía Felipe.
"Debemos ayudarlo", dijo Lila. "Es un compañero y necesita nuestra solidaridad!"
Todos se pusieron a trabajar juntos. Tito utilizó sus fuertes patas para mover las ramas, mientras que Rocco y Lila aflojaban la red. Tula, aunque lenta, dio consejos sabios desde la orilla.
Finalmente, lograron liberar a Felipe.
"¡Gracias, amigos! ¡Son los mejores!", dijo Felipe, muy agradecido.
"¡No hay de qué!", respondió Tito. "Siempre debemos ayudarnos unos a otros. Así es como se construye la amistad."
Con Felipe libre y la alegría en sus corazones, los amigos se dirigieron a la última pista. Al final del camino, encontraron un cofre lleno de frutas y flores de todos los colores.
"¡El tesoro!", exclamó Rocco.
"Es perfecto para compartir en nuestra fiesta!", dijo Lila, contenta.
Aquella noche, los animales celebraron. Comieron, bailaron y se contaron historias. Lila miró a su alrededor y se dio cuenta.
"Lo más bonito de este día no es solo el tesoro, sino la amistad, el respeto y la solidaridad que nos une. ¡Que siempre recordemos lo importantes que somos unos para otros!"
Y así, en la gran fiesta del Arcoíris, los animales aprendieron que la verdadera riqueza estaba en la amistad y en ayudarse unos a otros. Y colorín colorado, ¡esta historia se ha acabado!
FIN.