¡La Gran Final de la Amistad!
Había una vez en el barrio de La Boca, un grupo de amigos muy apasionados por el fútbol. Entre ellos estaban Martín, Diego, Sofía y Lucas.
Juntos siempre jugaban en la calle al fútbol con su balón desgastado y soñaban con ser grandes futbolistas.
Un día, mientras estaban sentados en la vereda discutiendo sobre quién era el mejor equipo de Argentina, se dieron cuenta de que Boca Juniors iba a jugar la gran final de la Copa Libertadores contra su eterno rival: River Plate. Todos estaban emocionados y no podían esperar para ver ese partido histórico. Pero había un problema: ninguno de los chicos tenía boletos para ir al estadio a ver el partido.
Estaban tristes y desanimados pensando que se perderían esa increíble final. Sin embargo, Sofía tuvo una idea brillante. "¡Chicos! ¿Qué tal si organizamos una fiesta en mi casa para ver el partido? Podemos invitar a nuestros amigos y disfrutarlo juntos".
- exclamó Sofía entusiasmada. Todos los demás amigos se emocionaron con la idea y rápidamente comenzaron a organizar todo para que fuera una fiesta inolvidable.
Decoraron la sala con banderas azules y amarillas, prepararon bocadillos y bebidas refrescantes para todos los invitados. El día del partido llegó finalmente y todos los amigos se reunieron en casa de Sofía ansiosos por presenciar ese encuentro histórico entre Boca Juniors y River Plate.
Había mucha emoción en el aire mientras cada jugada era seguida atentamente por los chicos. El primer tiempo terminó sin goles y el partido estaba muy reñido. Los chicos estaban nerviosos pero seguían alentando a su equipo desde la sala de Sofía.
Fue entonces cuando Diego tuvo una idea. "¡Chicos, qué tal si hacemos una cadena de oración para que Boca anote un gol!"- propuso Diego emocionado.
Martín y Lucas se rieron, pero Sofía pensó por un momento y dijo: "No necesitamos hacer una cadena de oración, ¡podemos hacer algo mejor! Podemos enviar buenas energías y pensamientos positivos hacia nuestro equipo".
Así que los amigos se tomaron de las manos, cerraron los ojos y comenzaron a visualizar a los jugadores de Boca corriendo rápidamente por el campo, haciendo pases precisos y anotando goles. En sus mentes crearon imágenes llenas de alegría y éxito para su equipo. Cuando abrieron los ojos, notaron algo sorprendente: Boca Juniors había anotado un gol espectacular.
Los chicos celebraron emocionados como si hubieran estado en el estadio mismo. Gritaban y saltaban de felicidad mientras continuaban viendo el partido. El tiempo pasaba volando y llegó el final del segundo tiempo con un empate 1-1.
El partido se fue a prórroga e incluso después de esos 30 minutos adicionales no hubo más goles. La tensión era insoportable. Finalmente, llegó la tanda de penales donde todo podía pasar.
Cada uno tomó su lugar frente al televisor con las manos sudorosas esperando ver qué iba a suceder. Boca Juniors logró ganar la Copa Libertadores en una emocionante tanda de penales. Los chicos saltaron y abrazaron a Sofía, gritando de alegría.
Esa noche, los amigos aprendieron que no importa si no pueden estar en el estadio o si no tienen boletos para un partido importante. Lo que realmente importa es la amistad y el apoyo mutuo.
Juntos demostraron que con energía positiva y pensamientos llenos de esperanza, se puede lograr cualquier cosa. Desde ese día, Martín, Diego, Sofía y Lucas siguieron soñando con ser grandes futbolistas mientras disfrutaban cada partido juntos como verdaderos amigos.
Y siempre recordarán esa final histórica entre Boca Juniors y River Plate como un momento inolvidable en sus vidas.
FIN.